Las reglas son claras y concisas¨:
* el período de adaptación a la desnudez será el que se demora en recorrer los 4 km que nos separan del albergue valle abajo
*se pueden fotografiar los paisajes, fauna y flora y solamente a las personas que lo acepten expresamente.
Con casi 30 participantes iniciamos el recorrido por el sendero hacia el valle, primero en un abigarrado grupo, pero a medida que transcurren los minutos y los metros, nos vamos desperdigando, buscando los encuadres, luces y sombras y fundamentalmente los temas de cada foto.
A medida que esto sucede, también comienzan a desprenderse de las ropas que todavía cubren a algunos , un poco porque la caminata los hace entrar en calor y otro más por que el entorno y los ya desnudos los invitan a vivir la experiencia de libertad plena de la que tanto hablamos siempre..
Ya es mediodía cuando llegamos al albergue y el almuerzo nos espera tentador y reparador, pero estos fotógrafos no descansan nunca, todo lo que se les cruza es motivo para una foto.
Por la tarde y luego de una prolongada sobremesa, el safari se pone en marcha nuevamente, esta vez por el circuito superior que nos lleva al Bosque del Cuarzo, Las Ruinas del Puesto Viejo, La Hoyita Feliz y Salto Pity, regresando con la caída de la tarde por el lomo de la sierra.
Después de la cena y frente al fuego del hogar, se organiza una salida nocturna y el destino es el Pucará, desde donde vemos, hacia abajo las luces del Valle de Punilla y alzando las cabezas, un cielo majestuoso plagado de estrellas que arranca más de una exclamación.
Es domingo y el despertar se hace lento, la primera carpa en parpadear compite con el primer dormitorio en bostezar. Buenos días, desayunos y agua caliente en los termos para prolongar la mateada, son los detonantes de un nuevo safari, esta vez por el circuito inferior, visitando el Tobogán Vertiginoso, El Yacuzzi de los Dioses, La Cascada de la Luna, El Tigre Dientes de Sable y Las Carretas.
El regreso al albergue es a paso forzado, ya que el cocinero nos amenazó con quemar el asado si no llegábamos a horario para el almuerzo.
Durante la comida y la sobremesa, van y vienen las anécdotas mientras vemos las fotografías en una pantalla gigante y los aplausos coronan las más impactantes. Es tan bueno el nivel, originalidad y belleza de las imágenes, que al jurado le resulta difícil elegir las premiadas. |