Del libro “Hagase tu voluntad” de Germán Castro Caicedo

Monseñor se despojó de sus ropas y luego lo han hecho otros capuchinos convencidos de que su misión los obliga a integrase a pueblos con rasgos muy diferentes a suyos. Para ellos no hacerlo es quedarse a las puertas de la cultura que se pretende comprender.

La primera vez que se encontró cara a cara con los huao, sintió que entre ellos había una barrera, de manera que una vez en la misión, por las noches se desnudaba y recorría la estancia para comenzar a vencer el peso de aquella ropa que lo separaba de quienes creía que eran sus hermanos.

Así lo hizo una y otra vez, según se lo contó luego a sus compañeros. Por lo tanto, cuando tomó la decisión aquella tarde en case de Omare, emprendió toda una hazaña para abrir la mente y tratar de borrar esa rutina que pesa tanto en nosotros como la costumbre de siglos.

El choque con los huao _ dice Miguel Ángel _ supuso para él una reflexión hacia atrás en su propia vida y como era un hombre práctico y al mismo tiempo extremadamente prudente, hizo una síntesis que resulta muy buena pero al mismo tiempo no es ortodoxa.

Buena en el sentido de que él no peleaba con nadie. Cuando había descubierto algo lo defendía y lo asimilaba… Y se comportaba según su nueva conducta. Pero sabía que si lo sacaba públicamente iba a tener enormes problemas con la Iglesia institucional. Mire: Alejandro hacía lo que él creía que tenía que hacer.

Por ejemplo, decía: yo puedo discutir con los obispos el porqué llevamos sobre nosotros el problema de la desnudez, pero no lo hago porque voy a alborotar el avispero y con ello no conseguiré nada. Sin embargo, se desnudó.

Como era un hombre muy tradicional, consultaba aquello que le parecía peligroso. Consultó con un especialista en cánones si podía arriesgar su vida y las de las religiosas lo que iban a acompañar. ¿puedo arriesgar o estoy yendo contra lo fundamental de la fe?

Y recibió una contestación que le decía: “si usted hace esto así y asi , está dentro de la misión religiosa”. Una vez hecha la consulta no intentó imponérselo a nadie.

Entonces dijo: La iglesia es una sociedad demasiada vieja, demasiada antigua, demasiada lenta y hay que hacer cosas por la vía de hecho, y combinó en una forma muy personal, la reflexión, la interrogación y como no le interesaba la pelea teórica, ni le interesaba imponer sus ideas, simplemente vivió.

 

En esta forma, cuando Alejandro encontró que no era monstruoso, se comunicó con las superioras de las hermanas y les explicó por qué debía entrar desnudo a donde los huao y les dijo claramente que a ellas no les pediría que se despojaran de sus ropas pero que si lo querían hacer a él le parecería bien.

Y les habló del peligro que corrían: peligro de muerte física y de que pudieran ser violadas, aún cuando él personalmente descartaba casi del todo esa posibilidad. Las superioras aceptaron aquellos argumentos.

Ahora: a mí me sigue pareciendo tremendo que una persona tan mayor, un religioso capuchino que ha vivido tantas situaciones, a quien han educado en una forma terriblemente restrictiva, muera desnudo a los sesenta y siete años. Sigue siendo un escándalo de tal calibre, que todavía cuya gente en la Iglesia, dice: Alejandro sería santo si no hubiese muerto desnudo.

Alejandro era un sacerdote absolutamente tradicional, con una carga represiva altísima en materia sexual. En la jerga clerical se dice que no hay parvedad de materia, eso quiere decir que todo lo que se haga es pecado mortal.

Pero a pesar de esa formación, Alejandro creyó entender que para los indígenas la desnudez era- al menos en ese momento- una cuestión vital, porque formaba parte de su vida, y a la vez, era el signo más expresivo de su libertad.

Eso le hizo pensar a él en su propia falta de libertad. Eso le llevó a examinar su propia experiencia, por las noches, solo en el convento.

Aquello era un intento por recuperar su libertad, su dignidad humana, que no consiste en la vestidura, ni consiste en la mirada del otro, ni consiste en las apariencias, sino que consiste simplemente en aceptarse como uno es y aceptarse con naturalidad.

Y llegó a una reflexión profundísima sobre sí mismo. Yo creo que el impacto para él fue enorme, pero no tanto por ver sino porque le pareció que el desnudo era signo de libertad, de relación con la naturaleza…

 

Creo que para él esto significó una reflexión religiosa muy de fondo. El tiene escritos sobre la moral de Adán, sobre la moral edénica, que llama. Sobre la moral de los primeros padres, sobre la moral que quiso Dios al comienzo . Dios creó al hombre desnudo_ decía _y en la medida en que nosotros nos complicamos en torno a Dios, hemos complicado a una criatura que El hizo mucho más sencilla. Es que hemos llegado a vestir incluso a Dios.

Y acudía a ese santo de la Epístola de San Pablo que dice: “Dios en la cruz volvió a estar desnudo. Se desnudó y se despojó de todas sus ventajas, se despojó de su conocimientos, de despojó de sus ideas y se hizo hombre…” es que para entender a los demás, uno tiene que ponerse exactamente en su imagen.

Aparte de todo esto, Alejandro veía claramente que los indígenas no van desnudos sino que llevan un cintillo, un gumi y entienden que ése es su vestido. Y ese es su vestido. En este medio no necesitan nada más. Todo lo demás son prejuicios.

Pero además, creo que en él había un refuerzo por regresar a los orígenes del hombre, a lo que era menos complicado. Y también una actitud que a mí me parece muy sincera para mirar a los huao y a su misma altura, en sus mismas condiciones y acortar la distancia que lo separaba de ellos.

Nosotros calculábamos que el ejemplo de Alejandro no había calado tanto entre los huao. Creíamos que aquello de haberlo acogido como hijo, era un poco parte de su propia autogestión. Pero Juan Carlos_que ahora visita la tribu _ dice que se sorprende al comprobar que no es así.

A Inés le dieron un nombre huao. A Alejandro le dieron un nombre huao. Alejandro tocó en ellos algunas fibras que ningún otro de los misioneros hemos vuelto a tocar.”

Germán Castro Caycedo, (1940), es un escritor, periodista y cronista colombiano cuyas obras están documentadas y se basan en hechos reales Esta historia “Hagase tu voluntad” fue escrita a partir de los relatos de un monje capuchino, Monseñor Alejandro Labaka , que defendió la libertad, la tierra y la cultura de los pueblos hoaori, habitantes de la selva amazónica. Éstos iniciaron una guerra de guerrillas contra los productores de caucho y los buscadores de oro que invadieron su hábitat, Los misioneros quisieron liberarlos de la esclavitud y evitar su extinción .Como símbolo de respeto hacia la cultura de aquel grupo humano desnudo, Monseñor Alejandro se despojó de sus ropas y así logró relacionarse con ellos., internándose en la selva., junto con un grupo de religiosas. Aprendió su idioma, su cultura, su historia sin tratar de imponer sus costumbres. Pero pese a la labor de estos misioneros la explotación y la destrucción fueron en aumento y la historia terminó trágicamente con la muerte de los misioneros en Julio de 1987 , en manos de los aborígenes, en el intento de buscar una tregua . Ver más en http://evangelizadorasdelosapostoles.wordpress.com/2010/11/10/10505/