El cuerpo y la imagen corporal

Según un sondeo, el 80% de las occidentales se sienten insatisfechas con su cuerpo. Y el cuerpo tiene poco que ver.

La psicología establece una diferencia muy nítida entre el "cuerpo " (como objeto y figura real) y la " imagen corporal " (una construcción subjetiva sobre el mismo).

El concepto de imagen corporal es muy utilizado en el ámbito de la psicología, la psiquiatría, la medicina en general e incluso, en la sociología, y es considerado crucial para explicar aspectos importantes de la personalidad como la autoestima, ciertos trastornos (como de la conducta alimentaria) y la integración social de los adolescentes.

Paul Schilder, en 1935, propuso la primera definición donde conjugaba aportes de la fisiología, del psicoanálisis y de la sociología, y afirmó: "La imagen del cuerpo es la figura de nuestro propio cuerpo que formamos en nuestra mente; es decir, la forma en la cual nuestro cuerpo se nos representa a nosotros mismos".

 

Cuando la imagen corporal está alterada se genera un trastorno psicológico que se caracteriza por:

Una preocupación excesiva por algún defecto imaginado del cuerpo. Incluso, cuando hay leves y reales anomalías físicas, la preocupación del individuo es muy desproporcionada.

Esta preocupación provoca un malestar emocional significativo y/o un deterioro social, laboral y en otras áreas importantes de la vida del individuo.

La alteración del esquema corporal implica considerar dos facetas del mismo: una, la de la percepción, que se manifiesta en la incapacidad de las personas para estimar con exactitud su aspecto físico, y otra, la de los afectos hacia el cuerpo, que se traduce en la presencia de emociones o pensamientos negativos por una supuesta apariencia física distorsionada.

Según un estudio reciente de la Unión Europea, el 80% de las mujeres occidentales se sienten insatisfechas con su cuerpo, el 20% ya ha pasado por el quirófano para remodelar su figura, y, de ellas, el 40% están decididas a repetir la experiencia.

La imagen corporal es uno de los factores clave que determinan la fortaleza de la autoestima, que de forma muy simple se puede definir como la confianza que se tiene en uno mismo, y que genera una sensación de utilidad y valía ante uno mismo y ante los demás.

La excesiva preocupación por la imagen corporal lleva a muchos hombres y mujeres a sopesar su posible éxito de pareja con los cánones de belleza, lo que los conduce a seguir severos regímenes alimenticios y, con frecuencia, a ponerse al borde de la anorexia.

Aunque la apariencia debería ser sólo un aspecto -y no el más importante- que participe en la construcción de la autoestima, se conforman dos clases de personalidades: una, aquellas que tienen un concepto negativo, con baja estima y una imagen pobre de sí mismas, carentes de confianza en sus recursos físicos, con sensación de ineptitud para encarar nuevas tareas, desarrollar sus potencialidades y lograr las metas que quieren.

Y, otras, las que tienen un concepto positivo, con una alta estima y una imagen buena de sí mismas, con con-fianza y fe en sus recursos y capacidades, y que se sienten competentes para emprender nuevas tareas, desarrollar sus potencialidades y alcanzarlas metas que se proponen.

Dr. Norberto Abdala

norbertoabdala@gmail.com

Fuente: Vida propia Opinión