Revista Nudelot entrevistó a Hectornudo, gran filósofo dialéctico, escritor y artista plástico Nudelotense sobre su especialidad en pinturas corporales y transcribimos una síntesis de sus respuestas:

¿Cuándo, cómo y por qué empezó a hacer este tipo de arte?
Las primeras pinturas sobre piel las hice en 1996. En aquellos años, mi mujer y yo utilizamos pinturas aptas para piel que se promocionaban como entretenimiento para fiestas … Pero, el verdadero juego, tuvo oportunidad cuando nos iniciamos en el nudismo a principios de 2002. . Los primeros trabajos los realicé en una reunión de pileta en Adrogué, convocada por Eden. Había estado buscando las conocidas pinturas para piel, pero ya habían desparecido del mercado. Encontré unas pinturas para comida que, por tales, eran completamente inocuas para la piel.


Finalmente, junto con Pablo Ursomarso, comenzamos a utilizar témperas con crema. Ya, en el verano 2002- 03, a todo lugar donde íbamos llevábamos las pinturas y hacíamos bodypainting. Así fue que inauguramos el tema en La Escondida y continuamos en la quinta de Eden.

En cuanto al “por qué”, quizás sea lo más sencillo de referir… . la práctica del nudismo nos brinda la posibilidad de reconocernos en la cotidiana naturalidad de nuestros cuerpos. Es allí donde el cuerpo se torna elocuentemente atractivo, suntuoso, ameno, afable y grato a la comunicación. La persona goza de su realidad dimensional y expresiva.

El “por qué empecé a hacer este tipo de arte”, entonces, resulta harto evidente. Es obvio que volcar sobre una realidad de semejantes características la intención plástica, permite a un artista transcurrir una emotividad estética incomparable

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¿Que diferencia hay entre pintar un cuerpo o una tela?
La soledad. Quien pinta sobre una tela está solo. Puede hacerlo en medio de un gentío, pero está solo. La mano, a través del pincel deja un rastro de color sobre la tela inerte y, lo dicho en formas y color, se aglutina en una eternidad acrónica ausente de respuesta.

La tela es nadie y el Yo se revuelca en una alteridad unívoca de reflexiones subjetivas, donde las preguntas se confunden con las respuestas.

Sobre el blanco, cualquier color anda bien, sobre el plano cualquier forma es esa forma. Se trata de un monólogo caprichoso recibido por nadie que ni siquiera tiene la algarabía del eco.

En cambio, pintar un cuerpo es una fiesta de brindis permanente. Son las formas vitales que juegan con las formas inspiradas, son los colores de la naturaleza humana que dan la bienvenida a la intención cromática de quien pinta mientras el pincel se mueve sobre los latidos.

Y la persona que es pintada puede leer el recorrido del color sobre su piel y soñar. Ese sueño de la imagen percibida por el tacto deambula en la imaginación sumando uno y otro trazo. Quien pinta, sabe que existe ese sueño inaccesible para él, auque sea una parte importante de su génesis. Pero, a pesar de ser conciente de esa otra dimensión, su premura se concentra en el diálogo directo con la piel; la piel que habla impiadósamente del cuerpo que cubre.

Se trata de un diálogo muy particular. Son respuestas espontáneas a frases dichas por un cuerpo que se expresa en ciclos rítmicos de días meses o años. La curva de un hombro, por ejemplo, se expresa en una forma resuelta en años de gestos y actividades que la modelaron; hasta características hereditarias pueden haber tomado partido de su arquitectura. La respuesta a esa compleja frase será un gesto de pincel que acomode su significado cromático engendrando una nueva expresión. La riqueza de esa expresión tiene su fuerza en la suma de dos dimensiones temporales que, en apariencia incongruentes, se vuelcan al unísono gracias al transcurso del diálogo que las convoca.

Que siente cuando pinta un cuerpo?
Las personas tienen una forma de expresión cuyo foco está en el cuerpo. Lamentablemente, no todos conocen esta propia facultad. Digo esto, para que se entienda que no es cuestión de pintar un objeto sino de dar color a una sorpresa.

Las formas del cuerpo guardan una armonía de conjunto y, al mismo tiempo, tienen características individuales según su ubicación y funcionalidad. La visión del cuerpo a la que estamos acostumbrados es pobre en cuanto a captación de detalles y, cuando en ello abunda, está distorsionada por una intencionalidad que suele estar apartada de la aprehensión estética de la misma.

En cambio, cuando se pinta un cuerpo… Mejor dicho, cuando somos concientes del acercamiento hacia la otra persona a través de un canal mucho menos cotidiano que el verbal, en el que los prejuicios no tienen ninguna posibilidad (ya que no interviene la razón en este tipo de relaciones), la percepción del otro y de sus formas ocupan un espacio importante y novedoso en este quehacer artístico.

El afecto es ineludible. La evidencia de que el color y las formas están siendo logrados sobre la piel de un ser humano es tan contundente que no es posible pensar que los sentimientos de ambas personas permanezcan aislados. Lamentablemente, no hay palabras a mano para expresar esta concomitancia de las sensibilidades; no se trata de que sienten lo mismo y, mucho menos, de que piensen lo mismo

Las pinceladas no son el fruto de la inspiración autónoma de quien pinta. Dicha autonomía no existe. En su lugar transcurre un juego de afirmaciones, sorpresas, respuestas y búsquedas que van dejando parte de su huella sobre una piel; la otra parte queda en una historia irrepetible como huella sensible y creativa de una nueva persona en cada uno de los individuos que formaron parte de ese hecho estético.

Como es el proceso de creación de sus diseños?
Quien pinta, suele estar de continuo imaginando formas y colores. Por eso, es difícil saber cuando se diseñó, pensó, imaginó una obra. Sin embargo, es muy posible que en momentos previos al trabajo, el artista aglutine en algún lugar de su cerebro imágenes parciales de una obra. A veces, hasta una obra entera. Pero, aunque así sea, en el mismo instante de concebida, la obra comienza a transformarse de nuevo a causa de que la imaginación no es un placa estática sino un transcurso de imágenes.

El momento creativo previo (por más sustancioso que haya sido) queda prácticamente anulado ante la estridencia expresiva del cuerpo.

A partir de entonces, la “creación del diseño” transcurre a través de un proceso lúdico, donde lo preconcebido estorba en lugar de impulsar la obra. Es allí donde es importante soltarse para aprehender el lenguaje estético de “ese” cuerpo y poder darle color y formas en concordancia con su expresión.
Es fácil comprender entonces, que el diseño como plan, como proyecto, tiene en mi caso, poca participación en este juego estético.

Hectornudo responde a sus inquietudes sobre el tema
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