El hombre como ser y parte del reino animal, tiene que aprender a convivir con los borrascosos torbellinos, cometas y peñascos… azotados por olas furiosas de ese océano que nos devora y nos reta a cruzarlo a nado… a navegarlo… a vencerlo… así la vida sea un mar de defecaciones… quizás Nudelot sea un sueño o un mito de un monje loco… o un paraíso desaparecido como la Atlántida, Pompeya o el paraíso de las Amazonas…

 

El nudelotense apreciaba, respetaba y buscaba los buenos libros, porque un buen libro se debería buscar como a un buen amigo… “lo mejor es tener no cientos sino pocos, muy buenos y sobre todo estudiarlos a fondo. Conociéndolos bien podremos entregarnos a amistades incondicionales. El nudelotense, siempre buscaba la perfección diciendo: “Somos lo que hacemos”.

El estudio de Nudelot nos permitirá, aumentar los niveles de comprensión de esta curiosa cultura nudista; sus expresiones e implicaciones como determinante y determinada por las relaciones sociales, políticas y económicas de quienes la compartieron y la compartimos; de quienes la construyeron y la reconstruimos; de quienes la asumieron como opción de vida y de quienes la pregonamos y promocionamos, como iniciativa liberadora y salvadora de las sociedades enfermas contemporáneas.

Sería una necedad poner en duda el fracaso histórico del puritanismo y de todo lo que se construyó, sobre esa cariátide de doble moral que solo generó espejismos y aberraciones.

El concepto filosófico de Nudelot, va más allá de la sensibilidad extasiada. Quizás su extinción estuvo influenciada más por esos falsos modernismos que hechizan a los jóvenes en cada época, que una baja tasa demográfica… aunque para ellos fue casi una edad de hielo, las emigraciones y poco regreso de sus hijos.

“Más vale la calidad, que la cantidad” fue una declaración suicida. Para el nudelotense el concepto de la amistad era sagrado; pregonaban la amistad como lo mejor, pero sin tener que sentir necesidad o depender de esas amistades.

Floreyna vivió convencida que con el corazón y poniéndole alas a los sueños, la libertad contra el yugo nacería al realizar las fantasías; Para ella, el liberto siempre envejecería más rápido o simplemente se comportaría o actuaría, como un muerto en vida si no sonreía;

Nada es más triste que el niño o el hombre que no sonría .Nada es más miserable que una mujer sin una sonrisa sobre su rostro… No importa que la sonrisa sea un poco melancólica

Para los nudelotenses, el sonreír era embellecer la vida comunitaria, a nadie le negaba una sonrisa ni un abrazo

El regalar amor no empobrece, todo lo contrario: ¡Enriquece!. Porque un nudelotense feliz solo debería encontrar razones para sonreír que es el mejor síntoma del bienestar de un pueblo

Es triste que la vida nos hable y que por necedad no la escuchemos. Tenemos que salir a sentir a la naturaleza, a escucharla, y era frecuente el ver como salían en grupos a abandonar sus tristezas en el bosque

Para ellos la melancolía era la felicidad o lo positivo de la tristeza; de la melancolía brotaban con luz los versos y se expresaban con más amor los sentimientos…. Para el nudelotense la melancolía era uno de los más hermosos amaneceres o poseía la magia añejadora para el amor, de un atardecer arrebolado en rojos apasionados… “Nada te embellece más que una hermosa sonrisa” le decían a las jovencitas….

 

Hector Cediel Guzman (“Cedielus”)

Colombia

<hectorcediel@gmail.com>