El bioplástico, un material que se presenta como una solución posible a la contaminación que producen los plásticos convencionales.

Pocos productos representan tanto en esta era como el plástico. El mismo fue inventado en Estados Unidos de América en 1860.

Las décadas fueron pasando y el plástico invadió todos los aspectos de la vida cotidiana, ayudado por el auge de la exploración petrolera (por ser un derivado del crudo) y por el consumo masivo tan típico del siglo XX.

Imaginarnos hoy un mundo sin plástico sería casi imposible .Pero al mismo tiempo el plástico es uno de los elementos más perjudiciales para el medio ambiente, porque además de no ser biodegradable, implica en su proceso de producción la generación anual de millones de metros cúbicos de gases de efecto invernadero.

Se calcula que en los últimos 30 años el planeta viene acumulando 1000 millones de objetos de plástico y la naturaleza no tiene dónde reubicarlos, ya que cada objeto de este material demora hasta 500 años en desintegrarse, generándose en su producción enormes cantidades de Dióxido de Carbono

 

En su masividad radica el peor problema: en todo el mundo se utilizan cerca de millones de toneladas de plástico para embotellar agua al año, para hacer las bolsas de plástico, y otros objetos.

La necesidad encontrar un reemplazo para el plástico es evidente Por eso, la ciencia avanzó en su sustitución y, así como ocurrió con el combustible, creó lo que hoy se denomina bioplástico, Bioplásticos.

Se denomina bioplástico a un material polímero (un tipo de plástico) que se fabrica a partir de materias primas naturales y renovables (como el azúcar, almidón, celulosa, patatas, cereales, melaza, aceite de soja, maíz, etc.), que son degradadas por organismos vivos (hongos, bacterias o algas), a diferencia de los plásticos convencionales, derivados del petróleo.

Los bioplásticos se están empleando ya en la fabricación de embalajes y envases, en botellas, espumas, productos higiénicos, juguetes ecológicos, en piezas de electrónica y telefonía móvil e incluso en el sector biomédico y en la nanotecnología.

El bioplástico es menos contaminante que el plástico derivado del petróleo pues en su producción se emite menos dióxido de carbono y es realmente biodegradable, a diferencia del plástico sintético, al que hay que añadir una pequeña parte de metales pesados para que las cadenas de polímeros se desintegren.

Como contrapartida, el costo de fabricación, hasta cuatro veces mayor que el del plástico convencional, encarece el producto. Por otra parte, se ha criticado que no todas las formas de producir bioplásticos son ecológicas ni sostenibles.

Los emprendimientos de bioplásticos están incrementándose en forma acelerada y constante en la industria automotora, en la electrónica, en los artículos como las consolas o las cajas del teléfono portátiles e incluso para usos especiales como implantes médicos y utensilios de agricultura.

Durante los últimos ocho años, el consumo de bioplásticos hechos a base de almidón, azúcar y celulosa aumentó 600%. Los principales esfuerzos empresariales para producirlos se dan en Europa (donde predomina el almidón como insumo), Japón, Estados Unidos, Australia, Brasil, China, India, Canadá, Corea y Taiwán.

En la lucha contra el plástico, hay mucho aún por hacer, más allá de usar menos bolsas de polietileno en el supermercado. El plástico marcó una era, y el consumidor ya tiene el reemplazante para darla por terminada.

Fuentes

http://opinionsur.org.ar/joven/Bioplasticos

http://ecosofia.org

www.consumer.es

http://www.consumoteca.com/