Para muchas personas el estar desnudos en público cuando el clima lo permite no deja de ser una cosa curiosa, intrascendente o absurda. Sin embargo el nudismo-naturismo tiene una importantísima dimensión terapéutica, conocida desde siempre, y que cada vez alcanza una mayor vigencia en todo el mundo.

La desnudez nos iguala, destruye barreras de comunicación, nos sincera..., desnudarse es muchísimo más que quitarse la ropa. Con ella se van prisiones de las que ni siquiera éramos conscientes.

Las palabras nudismo y naturismo, que en Europa utilizamos como sinónimos, tienen un tercero en Estados Unidos: allí al nudismo se le llama también "body acceptance", aceptación del cuerpo.

Un estudio fundamental es el de la doctora Aileen Goodson "Therapy, Nudity & Joy", donde se documenta el uso terapéutico de la desnudez en todas las épocas, desde el antiguo ritual hasta la psicología moderna. Anorexias, bulimias, obsesiones, complejos, neurosis... pueden saltar por los aires con la terapia de la desnudez.

El nudismo-naturismo hace sentirse más vitales, más satisfechos, más limpios, más en armonía con uno mismo, con los demás y con la vida en general. ¿Tanto aporta el nudismo? -dirá alguien. Aporta muchísimo más; tanto que es imposible de transmitir. Sólo la experiencia puede dar la medida exacta de su valor. :

 

Nos cuenta Antonia.. "Desde siempre he sido más bien rellenita, nunca me ha gustado mi cuerpo. Intelectualmente creía comprender lo maravilloso que es ser naturista: no sentir vergüenza de mí misma, aceptarme como soy, relacionarme así con los demás, siendo yo misma. Desnudarme en público era un reto tan atractivo como difícil: me moría de miedo y de vergüenza sólo con pensarlo.

Pero un día el vaso de mi auto desprecio se colmó. Más de cuarenta años sintiendo vergüenza y miedo... Temblando accedí a ir con unos amigos a un camping naturista.

Busqué mil excusas para no quitarme la pieza de abajo del bikini, lo que sólo consiguió que sintiese aún más vergüenza. Un empleado del camping me dijo que se consideraba una falta de respeto no estar desnudo y amablemente me invitó a desnudarme. Le conté el cuento de que tenía una cicatriz reciente (qué excusa más torpe, todo el mundo sabe que el sol es el mejor cicatrizante). Pareció no creerme e insistió.

Mi mente se quedó en blanco un instante y sin más me despojé del bikini. Mi mente siguió en blanco. Algo estaba pasando. Me di cuenta de que nadie me miraba, o, mejor dicho, nadie se fijaba en mí.

Pero lo más significativo estaba dentro. Tardé unos minutos en darme cuenta. Acababa de perder definitivamente a dos permanentes compañeros de mi vida: el miedo y la vergüenza. Sentía como si una losa de mil toneladas hubiese desaparecido de encima de mí, una losa de la que sólo fui completamente consciente una vez desapareció. No exagero si digo que recuerdo aquella experiencia como la más importante de mi vida. Nunca lo habría sospechado.

Mi cuerpo no ha cambiado desde entonces. Pero ya no me siento culpable cuando como lo que me gusta. Mi cuerpo, tal como es, me parece fantástico, ¡es el mío! Ya sé que para quien no lo haya experimentado puede parecer una exageración, pero lo cierto es que siento como si hubiera vuelto a nacer, pero con un conocimiento y una experiencia que me permiten disfrutar mucho más de la vida, hasta el punto de que lo anterior más me parece muerte. No soy completamente feliz siempre, pero si lo soy mucho de vez en cuando. Y ahora soy yo, sin más, y eso es lo mejor."…

Xavier López –España

Director de la revista Todo Naturismo

Revista Verano 1997

Fuente: fragmentos de http://www.revistanatural.com/articulo.asp?id=426