La vestimenta nos hace diferentes de los animales pero también de nosotros mismos. Frecuentemente se juzga a quien no está "convenientemente" vestido.

Vestirnos es una forma cultural y adaptativa para sobrevivir en determinadas zonas climáticas de la tierra que nos permite el éxito evolutivo de nuestro género.

Los orígenes del vestir debieron de ser muy modestos. La vestimenta estaba hecha de pieles de animales de caza y era un vestuario muy limitado que cumplía la función básica de proteger de los fríos inviernos.

El descubrimiento de collares y atuendos para cubrir la cabeza, piezas de hueso y marfil perforadas por toda Europa hace suponer el uso del vestido para remarcar la diferenciación social.

 

Al final del periodo paleolítico hay imágenes humanas pintadas y gravadas donde aparecen figuras de vestidos amplios y largos

A partir del neolítico se forman las grandes estructuras jerárquicas del Próximo Oriente, y el vestido es usado como forma de distinción. La diferenciación social engloba tanto la forma de vestir como el material de que está hecho.

Además de la jerarquía, en las sociedades y culturas humanas el vestido denota la diferenciación de sexos, de edades y de estados

Las propuestas actuales que rompen con las normas de distinción sexual y de estatus pueden tener éxito siempre que no eliminen el vestido en si como protección cuando hace falta. Las transformaciones a que nos referimos son claramente humanizadoras, siempre que no queramos “humanizar” a los esquimales o a los lapones.

El siglo XX ha sido rico en movimientos liberadores de las desigualdades. El movimiento feminista es una de las formas de humanización que se han puesto en marcha esos últimos años. Acompañándolo, ha habido la liberación en las formas de vestir. Coco Chanel se hizo famosa al introducir vestidos típicamente masculinos para mujeres en la moda de las clases altas. El vestido de chaqueta y pantalón fue toda una revolución femenina

Pero el vestido fundamentalmente ha creado revoluciones reales en el campo de la liberación femenina y en general, en las relaciones sexuales.

La socialización del baño en el mar durante la segunda mitad del siglo XX comportó una modificación de la forma de vestir con la introducción de formas más populares y menos clásicas.

El bikini primero y el top-less, después, humanizaron las playas, equiparando la indumentaria de la mujer a la del hombre. La reacción fue, evidentemente, el mantenimiento de playas y zonas privadas para quien no se quería mezclar.

En ese sentido, las propuestas nudistas y naturistas, en contra de lo que se pueda pensar, lo que han hecho es recuperar el vestido, eso sí, en su sentido más básico y evolutivo.

El vestido es un invento que nos permite sobrevivir en climas extremos. Por lo tanto, es absolutamente accesorio he innecesario mantenerlo en situaciones en que no nos puede ser útil.

Lo que ha pasado en el mundo de las mujeres tiene paralelos en el de los hombres. También hay transformaciones que tienden a una horizontalidad en las formas de vestir entre las cuales queremos remarcar una que nos afecta directamente

Era común en durante los años cincuenta y sesenta vestir a los chicos y jóvenes con pantalón corto, para indicar así su edad.. Era mal visto y criticado que hombres adultos se vistieran con esa misma pieza de ropa

Nosotros la llevamos cotidianamente durante el caluroso y muchas veces húmedo verano. Ahora esta práctica ya está muy extendida, pero cuando se introdujo por primera vez fue motivo de burla y crítica como una “manera de vestir inadecuada.”

Pero la humanización en el vestido también es de las que indican y ayudan a mantener más claramente las jerarquías y desigualdades.

La moral judeocristiana impuso la vestimenta a poblaciones que nunca los habían usado. Lo hicieron en nombre de una pretendida civilización que aún no había sabido ver que el vestido es históricamente funcional.

La meta definitiva, por supuesto, será la eliminación de las formas verticales de organización. Será una creación totalmente nueva en la naturaleza y en la historia humana.

Podemos ver que la humanización ha de ser paralela en muchos campos: en el intelectual, en la organización y en el vestido. Entre otras. Ahora que la ciencia ya es una actividad social, no podemos caer en esquemas de épocas pasadas y mantener, de una manera oscura, ni la diferenciación ni el imperialismo en las costumbres. La humanización pasa por aquí.

Síntesis Del Libro "Aún no somos humanos" de Eudald Carbonell y Robert Sala. Traducido por Joan B. Franch. Fuente: http://lugaresnaturistas.wordpress.com/2011/09/01/el-vestido-nos-hace-diferentes/

Imagen de Parry . Fuente : de http://chrismielost.blogspot.com.ar