La vestimenta nos hace diferentes de los animales pero también de nosotros mismos. Cuantas veces se han adoptado formas despectivas para categorizar el comportamiento de aquel que no va "convenientemente" vestido en alguna ocasión determinada. O bien para señalar que son inadecuadas las conductas nudistas y naturistas.

El vestido tiene necesariamente como origen la posibilidad de afrontar los duros climas. Vestirnos es una forma cultural y adaptativa que facilita la supervivencia y el éxito evolutivo de nuestro género.

La ropa en sus orígenes era muy modesta y limitada, confeccionada con pieles de animales cazados. Y cumplía la función básica de proteger de los fríos inviernos

Al final del periodo paleolítico ya se encuentran imágenes humanas pintadas y gravadas que aparecen vestidas y en las poblaciones neolíticas ya tenemos la expresión evidente de la jerarquía en la acumulación de bienes que incluyen objetos de vestir como los brazaletes, A partir del neolítico se forman las grandes estructuras jerárquicas del Próximo Oriente, en las cuales la aristocracia controla la producción y la distribución de alimento y el territorio, usa el vestido como forma de distinción, En los murales egipcios se pueden distinguir sirvientes y señores tan solo por sus vestiduras.

Es muy común la diferenciación de culturas enteras por la manera de vestir, especialmente cuando han convivido en un territorio concreto y “ha hecho falta” distinguir a los miembros de cada una. Así todos podían identificar Judíos, Musulmanes y Cristianos en la época medieval hispánica a través del vestido. Comportamientos atávicos similares aún se mantienen, y en las sociedades modernas los fundamentalistas siguen conservando las formas tradicionales.

La diferenciación social engloba tanto la forma de vestir como el material de que está hecho. Las caravanas que durante toda la antigüedad y edad media trajeron vestidos suntuosos de Oriente constituyeron el gran negocio comercial que vino a dar paso, después, al mundo artesanal he industrial moderno. Se trataba de telas para señores occidentales que querían hacer ostentación de su poder mediante tejidos apropiados.

Además de la jerarquía, en las sociedades y culturas humanas el vestido denota sexo. A lo largo de toda la historia, las mujeres y los hombres han lucido vestidos y ornamentos diferenciales. En nuestra cultura esta diferenciación se marca desde el mismo nacimiento cuando a las niñas se les coloca pendientes para distinguirlas. Los anillos en el dedo nos permiten distinguir los casados de los solteros

Todas las propuestas actuales que rompen con las normas de distinción sexual y de estatus pueden tener éxito siempre y cuando no eliminen el vestido en sí mismo como protección cuando esto hace falta.

Las transformaciones a que nos referimos son claramente humanizadoras . Podemos incluir el nudismo y el naturismo, siempre que por este procedimiento no queramos “humanizar” a los esquimales o a los lapones.

El siglo XX ha sido rico en movimientos liberadores y matizadores de las desigualdades. El movimiento feminista es una de las formas de humanización que se han puesto en marcha esos últimos años. Y, acompañándolo, ha habido una liberación en las formas de vestir. Coco Chanel se hizo famosa al introducir vestidos típicamente masculinos para mujeres en la moda de las clases altas. El vestido de chaqueta y pantalón fue toda una revolución femenina, aunque no cambiara ninguna estructura social, tan solo la carcasa.

La socialización del baño en el mar durante la segunda mitad del siglo XX comporto una modificación de la forma de vestir con la introducción de formas más populares y menos clásicas. El bikini primero el top-less, después, humanizaron las playas, equiparando la indumentaria de la mujer a la del hombre. La reacción fue, evidentemente, el mantenimiento de playas y zonas privadas para quien no se quería mezclar.

En ese sentido, las propuestas nudistas y naturistas, en contra de lo que se pueda pensar, lo que han hecho es recuperar el vestido, eso sí, en su sentido más básico y evolutivo. El vestido es un invento que nos permite sobrevivir en climas extremos. Por lo tanto, es absolutamente accesorio he innecesario mantenerlo en situaciones en que no nos puede ser útil.

Lo que ha pasado en el mundo de las mujeres tiene paralelos en el de los hombres.. Era común durante los años cincuenta y sesenta vestir a los chicos y jóvenes con pantalón corto, para indicar así su edad.

La humanización en el vestido es de las más marcadas he importantes porque también es, de las que indican y ayudan a mantener más claramente las jerarquías y desigualdades.

Tenemos que arrinconar en la historia las imposiciones imperialistas de la moral judeocristiana que impuso la vestimenta a poblaciones que nunca los habían usado. Lo hicieron en nombre de una pretendida civilización que aún no había sabido ver que el vestido es históricamente funcional.

Síntesis y fragmentos tomados del Libro "Aún no somos humanos" de Eudald Carbonell y Robert Sala. Traducido por Joan B. Franch publicado por Lugares Naturistas http://lugaresnaturistas.wordpress.com/2011/09/01/el-vestido-nos-hace-diferentes/