CHIHUAHUA… LA PRIMERA VEZ

Escribo sobre otra nueva visita a la playa Naturista Chihuhua, en Uruguay, a pocos kilómetros de Punta del Este.  Un cartel señala Chihuahua y por un camino pavimentado se recorren varios cientos de metros hasta llegar a ella. Los médanos impiden la vista desde el estacionamiento y una caminata de no menos de cien metros nos permite llegar a esta playa.

En las cercanías hay una variada oferta hotelera, que creo conveniente para aquellos que no tienen auto, ya que como les conté, esta playa queda alejada de la ruta.

Playa Chihuahua está señalizada como naturista y un cartel en la entrada invita a los usuarios a exponer todo su cuerpo al sol. En días de máxima ocupación varios centenares de personas de ambos sexos disfrutan de la misma. Es una playa tolerante, donde cada cual está como quiere. Un público, en su mayoría mayor de cuarenta años y donde casi no hay adolescentes y si muchos sexagenarios como yo, que disfrutan de su desnudez parcial o total en libertad.

Si pensamos en los miles de personas que van en cada temporada a Punta del Este, un mínimo prefiere el nudismo o el topless si se trata de mujeres. Con los años pareciera que las tendencias de los grupos sociales que la frecuentan varia un poco, y en el caso de los nudistas la única moda que parece ser mayoritaria es la depilación total del pubis.

Chihuhua permite introducirnos en la cultura del nudismo. Nadie es obligado a estar desnudo aunque si se lo invita a ello. Así podemos encontrar matrimonios o parejas donde uno de los integrantes no está desnudo y esto se da en ambos sexos. Lo que antes no era tan común ahora lo es, mujeres desnudas, esposos en malla.

No hay música; el único ruido es el de las olas y las lejanas conversaciones de las personas en las sombrillas cercanas. Deberíamos llamarla playa tolerante, por tolerar o permitir toda vestimenta o no a quienes la frecuentan, con una tendencia a estar desnudos.

He visto un grupo de mujeres que vestían desde un traje de baño entero hasta desnudas, y sus edades daban señal de querer probar algo nuevo y no muy aceptado en la sociedad rioplatense.

Siendo ya un avanzado sexagenario disfruto de mi desnudez con una sensación de libertad y respeto tanto a quienes desean estar en ese espacio, como a los que no. También disfruto  caminar por la playa y que el sol, el viento y la arena me alcancen de lleno me da mucha paz.

Mi esposa me acompaña y aunque su nudismo tuvo el límite del toples, hoy no quiere hacerlo Pero igual compartimos en intimidad la playa, como un secreto bien guardado. Chihuhua nos permite ello y crecer como matrimonio en intimidad, paradojalmente, rodeados de gente.

Cómo llegué a esa playa por primera vez? De casualidad: caminando desde Solanas me encontré con una persona desnuda y luego otra y luego más. Sólo la ausencia de malla diferenciaba a ese grupo humano de otros de otras playas.

Sin duda me dio curiosidad y también ganas de imitarlos. Mi temor era una posible erección y esto me retraía un poco… Pero nada más alejado de lo erótico que una playa nudista ya que no es sexo lo que se busca.  Estas situaciones, si existen, se superan con sólo tirarse en la arena boca abajo.

Volviendo a mi primera vez en Chihuhua, tomé mi traje de baño en la mano, la recorrí y me sentí cómodo.

Ya de regreso en Buenos Aires se lo conté a mi esposa y decidimos que el verano siguiente iríamos al límite de la playa.

El sol, una suave brisa el relajo y tranquilidad hicieron que ella se sacara la parte superior de su tanga y me invitara a sacarme mi slip. Lo hice casi sin dudar y de a poco nos fuimos soltando, olvidando que yo estaba desnudo y ella semidesnuda por primera vez en público, si bien lo habíamos hecho en playas solitarias o en una quinta familiar.

Al principio no salíamos del reducto de nuestras sombrilla…Tímidamente mi esposa pidió fuego a unas personas desnudas y luego vino el baño en la playa… A los pocos días caminábamos por ella sin drama. Paz, libertad, tranquilidad… hermosas vacaciones que repetimos de hace más de una década.

En Chihuhua también se encuentra respeto, respeto de cómo es el otro y de cómo es cada uno. La desnudez, como dice una amiga mía, nos hace a todos muy parecidos, la vestimenta nos diferencia. No todo es perfecto en Chihuhua, pero se acerca al modelo de lo que queremos para nosotros dos, siendo “las” vacaciones y no “unas” vacaciones.

Dante A.
Argentina