Como me Incorporé a Nudistas Venezolanos
Todo fue muy cómico. Mi esposo me planteó la idea de ir nuevamente a
España y visitar una playa nudista, idea que me encantó. Tanto que, sin
decir mucho, busqué en Google, hasta que encontré una página llamada
“Nudistas Venezolanos“.
Sin detenerme, leí y comencé a llenar el formulario cuidadosamente. Muy
pendiente de mis objetivos, de que este grupo me diera la tranquilidad que
yo quería para el disfrute de mi esposo, de mi pelirrojita y mío propio. Que
hubiera principios y respeto. Noté que ellos buscaban lo mismo en los nuevos
integrantes, para proteger a los que ya pertenecen al grupo.
Terminado el formulario, y con una fuerte taquicardia, decidí llamar a mi
esposo y contarle lo que había hecho sin consultar.
Muy pronto recibí sus números telefónicos. Me comuniqué e hice la cita
para la entrevista personalizada. ¡Mi esposo casi se desmaya! Él pensaba que
había sido sólo una propuesta. Después de una larga y amena entrevista y un
período de espera, participamos en nuestro primer paseo.
Me impresionó ver algo que se ha perdido mucho hoy día: el compañerismo
tan notorio entre todos los integrantes. Tan pronto llegó la lancha, todos
subieron sus pertenencias y las que no eran suyas también; y yo sin poder
ayudar mucho, porque tenía a mi pelirrojita en brazos. Llena de nervios, nos
trasladaron a la playa.
Al llegar, fue impresionante ver como todos se quitaban la ropa. ¡Sin
siquiera armar sus carpas u organizarse! Y yo casi sin poder ver para los
lados, porque a donde miraba había gente desnuda.
Con mucho calor y dispuestos, pero llenos de pudor necio, armamos carpa.
Llegaron todos a ayudarnos, desnudos. Nosotros, aún vestidos, nos sentíamos
fuera de lugar. No encajábamos ante tal paisaje.
Mi pelirrojita ya estaba disfrutando del paraíso, sin nada que la
impresionara. Pero sin entender. Sólo esperaba por nosotros.
Todos nos dieron tiempo, a nadie presionan a nada.” Eres libre de
quitarte la ropa cuando quieras. Pero me decía a mí misma “¿para qué entrar
en un grupo nudista y no quitarme la ropa? ¡Para eso me quedaba donde está
la gente común!”
Y nos liberamos de eso que nos colocan al nacer. ¡Éramos libres! Allí
nadie está pendiente de criticar a nadie. Nos aceptamos tal cual nos hizo
Dios. ¡Estamos en el paraíso!
En unas playas cristalinas, con un oleaje excelente, unos atardeceres
soñados, una fogata de película. En familia, con una hermandad nunca vivida,
en un compartir extraordinario. ¡Se los juro! ¡Nunca me quiero regresar! Los
Coordinadores siempre me dejan tomar la última embarcación, para
complacerme.
Es que de regreso me pregunto. ¿En realidad esto es Venezuela? ¿O es que
estoy soñando? ¡Dios! ¡Qué vaina tan buena!
No veo la hora del próximo paseo. Volver a sentir que todos extrañaban a
mi bella pelirrojita. ¡Ahhh! y ese café al amanecer, desnuda frente al mar.
¡Señores! Eso no tiene precio.
Les doy las gracias a todos los dirigentes y compañeros integrantes del
grupo por hacer cada encuentro tan ameno para mí y mi familia.
Kathy - Diciembre 2015
Fuente:
nudistasvenezolanos.org |