¿El huevo o la gallina?
Por Pablo Fernández
Muchos
nudistas sólo desean disponer de un sitio donde tomar sol una tarde, pagando
una entrada y punto, sin ningún otro compromiso, ni complicaciones.
Lamentablemente, salvo en sitios con gran afluencia de turismo
internacional, eso no es posible. Sólo en la costa mediterránea, Canarias y
Baleares podemos encontrar sitios de ese tipo. Todos los intentos de crear
empresas así en el resto de España fracasaron.
¿A qué se debe esto? ¿Por qué no podemos salir a comprar nudismo como
compramos huevos?
Es muy sencillo: no somos suficientes. A diferencia de lo que ocurre con
los huevos, que gozan de gran prestigio, el nudismo es tenido como algo
obsceno y procaz. Para que una empresa comercial funcione, debe haber un
requerimiento mínimo del producto que ofrece, que garantice la cobertura de
sus gastos fijos y unos dividendos adecuados para sus propietarios y
empleados.
El nudismo es uno de tantos “productos” que difícilmente lleguen a cubrir
ese mínimo. Podría decirse que hay pocos nudistas porque el nudismo se
desconoce, y eso hace que no haya sitios nudistas, con lo que se termina
cerrando un círculo vicioso. La pescadilla que se muerde la cola.
¿Cómo
podemos deshacer este pernicioso proceso?
En Estados Unidos, y el norte de Europa se logró, y se logró a principios
del siglo XX, en una época en la que el pudor y la moral victoriana eran
claramente dominantes ¿Cómo lo hicieron?
Si prestamos un poco de atención a la historia, veremos que la respuesta
es simple. Aplicaron un método muy común en esa época de escaseces, donde
con frecuencia no se podía acudir al “mercado” ya que no se disponía de nada
de valor. Ese maravilloso método consistía, ni más ni menos que en trabajar
para satisfacer sus propias necesidades.
Tan simple como eso: si somos pocos nudistas, incluso si nos sobran los
dedos de una mano para contarnos, hagamos un sitio para nosotros.
Si no tenemos muchas pretensiones, sin mucho esfuerzo y con poco dinero
podremos lograr algo simple que desde el principio nos llene de
satisfacciones. Con el tiempo podremos hacerlo más confortable y se hará
atractivo para otros, incluso no nudistas, que podrán ver que el nudismo no
es nada malo, al contrario: es algo muy bueno.
Así el número de nudistas crecerá y finalmente podrá transformarse en un
servicio comercializable.
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