¿Es contraproducente ejercer nuestro derecho a estar desnudos en
cualquier parte?
El debate planteado en enero de 2007, en el Foro de Comunicación de Lugares
Naturistas, giró en torno a dos preguntas: ¿Es contraproducente ejercer
nuestro derecho a estar desnudos en cualquier parte, o nos abriría puertas?
y ¿Nos conviene que se señalicen las playas nudistas? Con la reciente
aprobación de la ordenanza de civismo que prohíbe el nudismo y el
seminudismo en Barcelona, este debate cobra plena actualidad.
Se produjeron cuarenta intervenciones en el foro sobre este tema, dando
lugar a un intercambio de opiniones muy interesante, en el que se debatió a
fondo sobre los distintos aspectos que tiene el adoptar cada postura, y las
consecuencias que acarrearía. Aunque no es posible extraer conclusiones de
dicho debate, puesto que las distintas opciones fueron defendidas por una
cantidad similar de usuarios, sí que se pueden resumir los argumentos
utilizados en favor de cada una de ellas.
En cuanto a sí ejercer la libertad de ir desnudo por cualquier lugar público
es positivo o negativo para los nudistas, hubo una notable igualdad de
defensores y detractores de dicha postura.
Entre los que afirman que es negativo para los nudistas, el argumento más
repetido es el de las consecuencias negativas que puede conllevar para
nuestro colectivo, especialmente cuando se ejerce en entornos urbanos y
masificados.
Si recordamos los paseos desnudos de algunas personas por Barcelona o
Pamplona, desataron claramente reacciones a favor y en contra. Y poco
después hubo una oleada de normativas municipales intentando regular
conductas incívicas, entre las que se incluye el nudismo en ciudades…
Según los participantes en el debate que consideran esto una influencia
negativa, en esos casos se están forzando los acontecimientos, generando
conflictos que hacen que el resto de la sociedad nos considere ridículos,
intolerantes, locos, extremistas, degenerados, sectarios, etcétera, frente a
una imagen de libertad y tolerancia más propia de los nudistas y más común
entre los textiles.
Quienes defienden esta forma de actuar, por contra, opinan que pueden
producirse retrocesos temporales en el avance del nudismo, como lo serían
las citadas normativas municipales que prohíben el nudismo. Pero en cambio,
bien aprovechadas, estas situaciones pueden redundar en nuestro beneficio.
Un ejemplo de éxito sería lo ocurrido en Getxo, cuyo alcalde prohibió el
nudismo en todas las playas de la localidad excepto en “La Salvaje” (también
conocida como Barinatxe), que se encuentra entre este municipio y el vecino.
ENE, una de las asociaciones de nudistas vascos, intervino rápida y
eficazmente, haciendo un estudio legal con el que recurrieron al defensor
del pueblo vasco, que se pronunció contra la ordenanza.
Desde entonces, las asociaciones tienen bastante claro que ningún municipio
tiene competencias para prohibir el nudismo en sus playas, y esta
información se ha ido difundiendo, de forma que el discurso de la mayoría de
las asociaciones, que se supone que representan a los nudistas españoles, se
ha hecho homogéneo en este aspecto.
Esa difusión, ese estar presente y generar debate social entre quienes
normalmente no se plantean nada respecto a la desnudez propia ni la ajena,
puede suponer una ventaja a la hora de enfrentarse a administraciones que
intenten limitar nuestras libertades, y a grupos de presión que intentan
imponer su moral contraria a la práctica del desnudo social.
De esta forma, los partidarios de ejercer el nudismo en cualquier espacio
público, consideran que es más beneficioso que perjudicial, porque ayuda a
concienciar (incluso a los propios nudistas) de la posibilidad de convivir
con textiles en cualquier entorno, y es la única forma de progresar en la
normalización y difusión de este estilo de vida.
Si hablamos de ámbitos distintos de los centros urbanos, y empezamos a
considerar ambientes más naturales, las posturas se diluyen más. En este
sentido, hubo varias personas que destacaron que lo más importante no es
tanto el lugar, como la actitud del nudista. En este sentido afirmaban que
no se deben forzar las situaciones, sólo debe uno desnudar en ambientes en
los que se sienta cómodo, y lo pueda hacer con naturalidad. Estas
condiciones, sin duda, se dan mucho más frecuentemente en ambientes
acotados, como los horarios limitados de instalaciones como balnearios
urbanos, o entornos naturales aislados en los que uno se encuentra con
personas allegadas con las que tiene confianza y a las que sabe que no
molesta.
La segunda cuestión, aunque no menos interesante, generó un poco menos de
debate, y también hubo menos disparidad de opiniones. A la mayor parte de
las personas que intervinieron, les pareció contraproducente la señalización
de las playas nudistas, tal y como se realiza actualmente. La señalización
actual, típicamente, se utiliza para segregar una parte de la playa en la
que está permitido el nudismo, dando a entender que no lo está en el resto
de la playa, o en otras playas.
Aun así, hubo algunos participantes a los que les parece conveniente incluso
esta señalización, porque les aporta ciertas garantías: en ese espacio
acotado no tienen conflictos con otros usuarios, intolerantes con el
nudismo, y tampoco habrá agentes de las fuerzas de seguridad que les
molesten. Para ellos es, sin duda, el lugar más cómodo en el que practicar
el nudismo, porque además estarán rodeados de otros nudistas. Y, sobre todo,
está la garantía de que no se perderían esas playas como espacios para la
práctica del nudismo, porque la afluencia de textiles hace, en muchos casos,
que playas tradicionalmente nudistas dejen de serlo.
Cambia completamente la relación de fuerzas, si consideramos otro tipo de
señalización. La mayoría de las opiniones eran favorables a señalizar las
playas como “libres”, con información de que el nudismo es una opción tan
válida como el uso del bañador, y esto en todas las playas. Sin duda, si
tuviéramos la posibilidad de decidir que se señalizaran así las playas, y
que se difundiera la información de las playas de uso habitual nudista en
los canales más comunes de información turística, el nudismo experimentaría
un auge notable, y empezarían a verse personas desnudas prácticamente en
cualquier playa, sin conflictos con otros usuarios, ni con las autoridades.
Finalmente, también hubo un buen número de participantes, que se mostraron
contrarios a cualquier señalización. Éstos son los que opinan que la
señalización siempre lleva a la creación de guetos, que implica un acuerdo
por el que el nudismo está permitido únicamente en las zonas señalizadas, y
que sólo puede llevar a la reducción de los espacios en los que disfrutamos
del nudismo.
Además de estos temas, muy centrados en torno a las preguntas que iniciaron
el debate, en muchos casos las opiniones se derivaron hacia otros temas,
relacionados con estos y no menos interesantes, como la conveniencia de
manifestar abiertamente que se es nudista, el beneficio o perjuicio que
supone para nuestro colectivo la organización de actividades exclusivamente
para nudistas, la diferente concepción que se tiene del nudismo en otros
países, la posibilidad de regular la práctica del nudismo con algún tipo de
normativa, la diferencia entre quienes sólo se desnudan en la playa durante
el verano y quienes hacen del nudismo un estilo de vida, etcétera. Pero esos
son temas para otros debates, que de los que espero poder disfrutar tanto
como de este.
Fuente: Foro de Comunicación de Lugares Naturistas.
Autor: Paco Zapata. Febrero 2007.
https://infonudismo.wordpress.com
Nota del editor: Las consideraciones vertidas en este artículo tienen
relación con la legislación española, no siendo siempre aplicables a otras
legislaciones. La importancia del debate es considerar si el desnudo en
lugares urbanos es o no oportuno y beneficioso para la aceptación del
nudismo por parte de la legislación y de la sociedad. Y si es aceptable la
señalización de lugares donde el nudismo es permitido.
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