Crónicas de viajeros nudistas

VISITA A UN PUEBLO NUDISTA EN LAS CANARIAS - LANZAROTE

Situada al noreste de la isla de Lanzarote, Canarias, Charco del Palo es un pueblo/asentamiento/villa vacacional creado por un emprendedor alemán. Poca gente vive establemente ahí, la mayoría de las casas se alquilan y suelen estar habitadas por turistas que escapan de las grandes presiones de las ciudades y se toman unos días de “descanso natural y de desconexión total”.

Llegué al pueblo, di unas vueltas con el auto para ver cómo era, y en 2 minutos ya le había dado como 3 vueltas. Estacioné el auto bajé con el traje de baño puesto porque no estaba seguro de las reglas del lugar… Fui caminando hasta la costa que estaba a sólo 1 cuadra del pueblo. Me habían dicho que no había playa, sino una suerte de piletas naturales. En el camino me crucé a un hombre totalmente desnudo que iba caminando... Era toda una zona de acantilados, con algunas bajadas al mar rocosas. Me crucé con otro hombre desnudo, y ahí ya me di cuenta que el lugar era libre.

A nadie le importaba nada lo que pensaba el otro, cada uno hacía la suya. Lo saludé con un movimiento de cabeza y seguí caminando por la costa. A lo lejos divisé una de las piletas con varios cuerpos tirados tomando sol… “. Busqué un lugar que no estuviera muy cerca de alguien, extendí la toalla en la arena, y sacándome el traje de baño, me acosté a tomar sol “al natural”. Cada uno estaba tranquilo en su mundo, tomando sol o en la pileta natural, sin molestar a nadie. Estuve un rato allí hasta que decidí meterme al agua.

Había muy poca gente (menos de 10 personas) y como siempre, la mayoría mayor de 60. Casi todos estaban tomando sol, y cada tanto se metían al agua…No entendía por qué habían arruinado todo el ambiente natural con una baranda de metal en la entrada de la pileta. Hasta que me tocó entrar y al segundo paso en el agua casi vuelo por los aires. Todo el piso de la pileta tenía algas, y era híper resbaloso por lo que patiné, di una vuelta 180° y de suerte alcancé a sujetarme de la baranda para no caer al agua.

El único señor que estaba en la pileta en ese momento. No dijo nada, pero viendo su cara, interpreté que me estaba diciendo que para algo estaba la baranda y que mejor era agarrarme fuerte hasta estar más adentro. Nadé un poco explorando los alrededores de la pileta. Cuando venía una ola fuerte o subía la marea un poco, entraba más agua, por lo que no era agua estancada. Es más, en la pileta me llevé la sorpresa de que había peces, algunos algo grandes, como de 15 cm.

Como ya estaba un poco aburrido de tomar sol y de la pileta, junté mis cosas y salí a caminar por la costa…. Caminé como 1 km siguiendo un sendero, en forma paralela al mar. De nuevo me crucé con varios hombres solos caminando, y una que otra pareja. Todos +60, o +70 mejor dicho. Con una apertura mental notable para su edad. ¿Por qué será que los ancianos, que se suponen más conservadores, son los más habituales en este tipo de lugares? Quería tratar de ser uno más, y respetar al máximo sus “reglas”. No estuve mucho tiempo en el lugar, pero me hubiera gustado charlar más con la gente de ahí.

Volví a la pileta un rato, pero más tarde decidí ir al pueblo a comer algo y me puse el traje de baño. No había nadie en la calle, Casi que no había negocios y los pocos que me crucé estaban cerrados. Hasta que encontré un bar.

¿No se suponía que todo el pueblo era nudista?  – fue lo primero que le pregunté con un poco de vergüenza. – Acá es todo libre. La gente anda desnuda por todos lados, por la calle, en la playa, en su casa, en todos lados. – dijo el chico con una sonrisa. – Entonces ¿Por qué tu estás vestido? – le retruqué. –Porque no soy de acá, sólo vengo a trabajar. Mira por la ventana un rato y vas a ver pasar a la gente en pelotas.

Cuando le pedí algo de comer me informó que la cocina ya estaba cerrada – ¿En serio? Estoy muerto de hambre. …Me dijo lo único que podía hacerme era un de jamón serrano y queso de cabra de la isla.... No podía creer la suerte que tenía, era un lujo comer algo, y más a metros de la costa, en un lugar naturista, relajado y sin prejuicios.

Mientras esperaba vi pasar 3 personas caminando como Dios las trajo al mundo. Luego de comer el exquisito sándwich, volví al auto. Justo llegaban dos autos y sus conductores dejaron todas sus ropas y bajaron desnudos al pueblo rumbo a la costa. En el camino también me crucé con un grupo mixto de 5 personas desnudas…

Sin lugar a dudas, si hay algo que aprendí es que uno está siendo mucho más observado y juzgado en una playa común que en una naturista. La mentalidad es otra, completamente distinta. El único problema pueden ser los turistas “mirones”, pero ellos van sólo un rato porque piensan que el resto está haciendo lo mismo que ellos, y no lo soportan. La única manera de permanecer en un lugar nudista es cambiar la mentalidad. Ser más abierto y menos comparativo y prejuicioso, no es para todos.

 

Por Francisco Ortiz http://viajandoconfran.com/el-dia-que-visite-un-pueblo-nudista/#comments

Por razones de espacio ha sido sintetizado por Revista Nudelot

 

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