El rincón literario
Kafka en un Campo Nudista
Por Jorge Bandera, editora N. Equipo LOS NATURISTAS
“Entro en el campo. Contemplo el mar. Viene la gente. Está desnuda, risueña,
como si vieran por primera vez la Estrella de la mañana. Soy escritor y, muy
lejos en la otra esquina, abogado. Mi cuerpo se identifica, a pesar de
delgado, con el de esas personas. Aquí en la soja un insecto repugnante. Veo
a niños a gusto, jugar. en la inocencia de la desnudez, en compañía de
jóvenes, viejos, parejas, solteros.
Sí, este es el Paraíso de la felicidad, a pesar de los obstáculos del mundo
que los aguarda allá afuera donde, además de la ropa, van a vestir sus
viejos problemas.
La brisa recorre mi cuerpo por entero. Siento una fragilidad y un bienestar,
por más paradójico que sea esta afirmación para mi ser.
Max Brod me habló de este lugar. Estar desnudo para mis padres era un
desacato terrible a la moral. Veo, en este momento mágico de mi existencia,
que mis progenitores estaban equivocados.
La desnudez, de esa forma natural, naturista, es un estado del espíritu,
como si una catedral gótica, con sus luces perpetuadas a través de sus
vitrales, formara fragmentos de la naturaleza deslumbrante que cubre la
Tierra, y que insiste en subsistir al avance de la urbanidad.
Mi cuerpo desnudo visto por ojos de otros cuerpos sin vestiduras, reviste un
aura incandescente, que ofusca la balanza de la justicia falsamente
moralista. Tal vez éste sea el tratamiento que redimirá a la humanidad de
sus actos crueles.
La desnudez revolucionará el mundo, demostrando que es posible una
fraternidad de iguales, es decir, de cuerpos diferentes, bajos y altos,
magros y gordos, luchando contra los rótulos ridículos de las
consideraciones sobre vergüenza de esta carcasa llamada cuerpo humano.
Y en el caso de que se trate de una de las cosas más importantes de la
historia de la humanidad, se ha convertido en una de las más antiguas del
mundo europeo
Aprender con estos niños que la libertad puede comenzar con un cuerpo
desnudo, sin ser visto como objeto para deleite de mentes atrofiadas por el
"avance" melancólico de la civilización.
El estar desnudo, ahora, recompone lo que ha perdido en mi ser, la capacidad
de absolverme de los juicios de seres exógenos, de personas que acusan, que
apuntan el dedo en dirección de alguna libertad.
En este espacio natural, naturista, mi desnudez está libre de estos
acusadores atroces. No hay condena, estoy desnudo y libre, con toda esa
gente también desnuda y libre…
Es como si saliera de mi vida uterina y mostrara mi desnudez en la ropa
marcada por las heridas del tiempo, tiempo vestido industrialmente, con su
olor de humo y de moda.
Soy Franz Kafka, ahora desnudo y feliz, más tierno que textil…. Y, al fondo,
este hermoso paisaje del campo nudista que los desnudos niños acentúan…voy
triste, vestido de una nada abisal…”
(*) Nota: Franz Kafka realmente frecuentó campos de nudismo que en la década
del veinte del siglo pasado eran comunes en Alemania en Austria después de
los avances de las clínicas de helioterapia (tratamiento por los rayos del
sol). A pesar de que este texto es una ficción, es importante saber que uno
de los mayores escritores de todos los tiempos fue un naturista, aunque por
poco tiempo.
Fuente:
http://osnaturistas.com/es/noticias/um-conto-naturista-kafka-no-campo-de-nudismo/
http://naturismoperu2.blogspot.com/2019/01/un-cuento-naturista-kafka-en-el-campo.html |