Los Aviones y el Cambio Climático

"He dejado de viajar en avión por convicción, porque no quiero decir una cosa y actuar de otra manera". Fue lo que dijo la activista sueca Greta Thunberg a su llegada al Foro Económico Mundial de Davos, en enero, tras un viaje de 32 horas en tren desde Estocolmo.

Esta joven de 16 años ha puesto cara y voz al movimiento de lucha contra el cambio climático, empezando con sus huelgas escolares ante el Parlamento sueco el verano pasado –el más caluroso de la historia de Suecia– y lanzando un mensaje amenazador a los líderes políticos y empresariales. "No quiero que tengan esperanza, quiero que sientan pánico", dijo en Davos, donde reprochó la hipocresía de los asistentes: "Me parece increíble que las personas que están aquí para hablar del cambio climático lleguen en jets privados".

Por primera vez, las cuestiones climáticas representan el mayor problema para los daneses. Y la preocupación por el elevado nivel de emisiones contaminantes que acarrean los viajes en avión va en aumento en los países nórdicos.

En Suecia se ha acuñado el término flygskam ("vergüenza de volar"), acompañado de otros conceptos relacionados, como smygflyga, que se podría traducir como "volar en secreto", y tågskryt, que se refiere al hecho de "presumir" de viajar en tren.

Según una encuesta de World Wildlife Fund, el 23% de los suecos se abstuvo de subir a un avión el año pasado para reducir su impacto climático, seis puntos porcentuales más que el año anterior, y alrededor del 18% eligió el tren como opción. Y las cifras lo ratifican. El año pasado fue el primero desde que estalló la crisis económica en 2008 en que el crecimiento de pasajeros se estancó en el país escandinavo, y los primeros meses de este año ya dejan ver una caída.

Durante casi diez años, los viajeros de avión habían aumentado de forma constante, pero en 2018 esta tendencia se estancó. Mientras que en años anteriores el crecimiento era de entre 5% y 9%, el año pasado fue de 2%, y la cantidad de pasajeros de vuelos nacionales disminuyó más de 3%. Y en el primer trimestre de este año se confirma la tendencia a la baja: el número de pasajeros de los aeropuertos suecos disminuyó 4,5% en comparación con el mismo periodo del año pasado (378.000 menos), con especial impacto en el aeropuerto de Arlanda (Estocolmo), por el que con conciencia social ocupa un lugar cada vez más importante en las vacaciones pasaron 200.000 pasajeros menos, según cifras de la Agencia Sueca de Transporte.

Este estancamiento coincide con las cifras récord de la compañía estatal de transporte ferroviario, SJ, que llegó al número histórico de 32 millones de viajeros el año pasado –los pasajeros de los aeropuertos suecos fueron 39,3 millones–. Según la compañía, en los últimos cinco años la tendencia al alza se aceleró, y en el primer trimestre de 2019 se registró un crecimiento de 10% respecto a los tres primeros meses del año pasado.

"Creemos que el cambio climático tiene un efecto importante, pero también pensamos que cada vez más gente está descubriendo que el tren es una alternativa muy competitiva en medias distancias", explicó al diario español La Vanguardia un portavoz de SJ, que resaltó que recientemente se disparó la demanda por los trayectos internacionales, ante lo que la empresa está estudiando la posibilidad de ofrecer una solución digital para comprar pasajes para viajar fuera de Escandinavia –con SJ sólo se puede viajar dentro de Suecia, con excepción de Copenhague (Dinamarca) y Oslo (Noruega)–.

El éxito de la etiqueta #stayontheground ("quédate en tierra") en las redes sociales muestra el creciente interés en los viajes en tren para evitar el avión. Es el caso, por ejemplo, de Aitzkoa, una científica vasca que trabaja en Suecia, que cuenta que no toma nunca el avión cuando viaja por ocio, y lo minimiza tanto como puede para viajar al País Vasco.

"Es algo que me supone un esfuerzo, porque tengo que sacrificar tiempo con mi familia y con mi gente, pero me parece que es necesario hacerlo", opina y, aunque es consciente de que su decisión no marcará la diferencia, lo hace por coherencia con sus creencias.

La compañía estatal de trenes sueca, SJ, llegó al récord de 32 millones de viajeros el año pasado, cerca de los 39,3 millones de los aeropuertos.

El fenómeno se está extendiendo también en el resto de los países nórdicos. En Finlandia, por ejemplo, existe el término lentohapea para referirse a la vergüenza de volar, y en Dinamarca es uno de los temas candentes en la campaña para las elecciones del próximo 5 de junio.

Por primera vez, las cuestiones climáticas se sitúan como la primera preocupación de los daneses, pero también salen voces que critican una excesiva demonización. "No vueles. No comas carne. Esta no es mi forma de verlo", decía el primer ministro danés, Lars Løkke Rasmussen, al periódico Politiken, subrayando la necesidad de avanzar hacia soluciones tecnológicas que reduzcan la contaminación y no hacia prohibiciones.

Núria Vila - Malmö (Suecia) / La Vanguardia

https://www.clarin.com/viajes/adios-avion-paises-nordicos-gente-resiste-volar_0_9umQN9ysz.html

 

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