Autoestima y Auto Aceptación
Si la percepción sobre nosotros mismos está desequilibrada y nos
subvaloramos, nuestro desarrollo vital se puede ver limitado. Unos padres
sobre protectores o de altas expectativas son algunos de los desencadenantes
de una frágil autoestima.
La imagen que tenemos de nosotros mismos empieza
desde la primera infancia cuando recibimos los mensajes de nuestros padres
sobre lo que piensan de nosotros. La forma de educarnos, de valorarnos, de
transmitir cariño, de darnos alas va a influir en nuestro carácter y
comportamiento. Pronto el círculo se amplía y nuestro entorno más próximo
nos devuelve, como rebotada en un espejo, nuestra imagen.
“Hay que tener una autoestima equilibrada (la
sobrestima también es un problema), para poder ir construyendo tu proyecto
de persona: pensar cómo eres, cómo te relacionas, cómo disfrutas el ocio,
cuáles son tus capacidades intelectuales, …cómo te desenvuelves en el día a
día… En definitiva, tener un concepto claro de ti mismo, algo que es
difícil”, señala la psicóloga Julia Vidal. Aunque las experiencias
vitales pueden ir modulando nuestra autoestima, siempre existe una
“percepción en esencia de quiénes somos y lo que valemos”, apunta.
“Pero todo depende de la escala de valores de
cada persona, si una mujer piensa que su valor como persona es ser madre y
no ha conseguido serlo puede que su autoestima se vea afectada”, “Tenemos
que ser las mejores madres, esposas, amantes, cuidadoras, responder como
profesionales, tener un buen físico y estar a la última en todo…”,
considera.
Las causas desencadenantes de la baja autoestima
suelen ser: las etiquetas que nos ponen nuestros padres; la sobreprotección;
las expectativas y la frustración de no haberlas alcanzado; tener creencias
erróneas sobre uno mismo; nuestro físico; el perfeccionismo; la
insatisfacción; problemas emocionales como depresión, ansiedad o, por
ejemplo, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, niños cuya
autoestima se resiente por los malos resultados en los estudios que son
fruto de la falta de concentración.
Pero una autoestima frágil también se debe a no
reparar en la normalidad que nos rodea y tan solo valorar la
excepcionalidad, además de la escala de valores de cada persona en una
sociedad basada en el “cuanto más tienes más vales”.
“Es tan importante reconocer nuestras
cualidades con una mirada limpia, pero también mirar a nuestros defectos y
limitaciones y aceptar que somos personas normales y por eso somos
imperfectos, cometemos errores, no vamos a conseguir todo lo que queremos y
que no pasa nada, porque está dentro de la normalidad. Muchas de las
personas tienen una baja autoestima porque no aceptan esos errores y no
valoran lo que tienen de bueno”, afirma esta profesional.
“Si tendemos a no hacer cosas, no sabremos si
somos capaces. Pero a una persona que tiene poca autoestima y confianza hay
que prepararla para que acepte que lo importante es intentarlo y que no debe
frustrarse si no lo consigue. Hay que seguir buscando y haciendo cosas que
le agradan y que le hacen sentir válido”, apunta la psicóloga.
Además de acudir al psicólogo en caso de que la
baja autoestima, hay algunos consejos para reflexionar sobre nosotros
mismos.
- Intentar cambiar las percepciones
negativas, o erróneas que tenemos sobre nuestra personalidad y nuestro
físico.
- Intentar cambiar las percepciones negativas, o erróneas que tenemos
sobre nuestra personalidad y nuestro físico.
- Mirar sin miedo nuestros defectos y limitaciones.
- Revisar nuestras expectativas y el grado de frustración si no las
conseguimos.
- Valorar lo bueno cuando es normal, no sólo cuando es excepcional. La
mayoría somos normales, no excepcionales.
- Ser conscientes de que si nos equivocamos hay que seguir para
adelante y que estar inseguros en ocasiones forma parte de la vida.
- Ser activos, tomar iniciativas, arriesgar. Intentarlo es más
importante que conseguirlo.
Fuente consultada
https://www.efesalud.com/los-desencadenantes-de-una-fragil-autoestima/
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