La Mística de Nudelot

Capitulo 4°. El Elixir de la Inmortalidad

Se dice que fueron los alquimistas nudelotenses los que prepararon las pócimas mágicas y “el elixir de la inmortalidad”, gracias a destilar las “setas de la esperanza” que cultivaban en sus huertos y les permitía alucinar o más bien despertar sus espíritus creadores. Fue así como los nudelotenses no sólo pudieron aislarse y asegurar indefinidamente su supervivencia, sino que les permitió olvidarse de los mundanales ruidos y tentaciones.

El amor se concebía como el encuentro entre naturalezas afines. Era un acto natural que creaba lazos.

El nudismo pronto se adoptó como el camino ideal hacia la perfección y como el sendero hacia el paroxismo, hacia el delirium místicus.

“El vestido le roba la hermosura al cuerpo” rezaba una placa al pie de una escultura en el centro del patio principal.

 En los festivales, el éxtasis les permitía gozar de la comunicación social. Muchos llegaron a pregonar que vivían en la ciudad de Dios, porque nada así existía en ninguna parte conocida.

 El camino de la perfección tiene un capítulo en donde podemos conocer la magia del meditar y practicar unos ejercicios físicos que nos permitían canalizar de manera espiritual nuestras energías, meditar y sanar silencios.

Más tarde estos ejercicios serian catalogados y conocidos como las “relaciones del yoga con el alma”, que eran simples facilitadores, verdaderos medios que nos permitían expresar ansias y confesiones íntimas, a un nivel verdaderamente sobrenatural.

Namaste Martha era la imagen sagrada de nuestra devoción. Son indescriptibles las visiones que permitían disfrutar las experimentaciones Era como tomar el control del viento y disfrutar del resplandor de los rayos de la luz, de los paisajes hacia nos conducía el viento con alas. Nunca fueron nuestras almas más felices.

La felicidad conocía muchas moradas en Nudelot. Una vez que se liberaban las serpientes y gárgolas de las pasiones, era común que los encantadores de espíritus hicieran lo suyo, imitando trances y conversatorios con los dioses latinos.

Estaba prohibida la tristeza. Todos podían experimentar las pasiones de sus almas. El humo oloroso del perfume siempre seducirá a nuestra alma”. “El deleite siempre será, nuestro mayor tesoro” recitaba el poeta Brunialdo.

Floreyna mando a tallar un “Prohibido prohibir” en varios sitios, para que los nudelotenses se despojaran de sus prevenciones. Todos decían que un hermoso espectro de luz salía de la ventana de su cuarto. Que estos rayos de iluminación y esperanza, les permitía olvidarse de pesadumbres y quehaceres de la vida…

Se llamaba “resucitados” a quienes eran iluminados por ese resplandor divino. En todos los aposentos se encendían lámparas, para que el espíritu dilucidara o borrara de su memoria cualquier sombra…

 

Cedielus de Nudelot
Héctor Cediel Guzmán
hectorcediel@gmail.com

 

Continuará >>>>

<<< <Ir a capítulo anterior

 

©Revista Nudelot. Todos los derechos reservados. 2006/2017 - APANNA Asociación para el  Nudismo Naturista Argentino