La Autoestima

por Hannah Coates

Todos conocemos el dicho de que las comparaciones son odiosas, pero evitarlas se nos hace hoy día más difícil que nunca cuando se nos sirven continuamente en bandeja las ‘envidiables’ vidas de los demás. Cada vez que participamos en una red social, nos topamos de bruces con los éxitos y felicidades ajenas, en los entornos más perfectos.

Un nuevo estudio llevado a cabo por la marca de belleza Foreo determinó que el 61 % de las mujeres admitían comparar regularmente su aspecto con el de otras en las redes sociales, y que un apabullante 96 por ciento usaba productos para mejorar la apariencia de su piel. Porque en lugar de aceptarnos como somos estamos sucumbiendo a una competición velada contra las demás y contra nosotras mismas que, por lo que parece, no nos hace ningún bien.

“Las comparaciones cuestionan en muchos sentidos la confianza que tenemos en nuestras virtudes”, explica la coach Lucy Sheridan. “Al compararnos nos ponemos nota frente a los demás, centrándonos en nuestros defectos y supuestas debilidades, lo que puede menoscabar nuestra confianza”.

Esta comparación constante no solo mina la moral, sino que daña drásticamente la autoestima: perdemos el tiempo fijándonos en los demás en vez de dedicarlo a cuidarnos, a observar cómo nos sentimos y ver nuestros progresos. “Refuerza la sensación de quedar siempre por debajo y no estar a la altura”.

Pero ya es hora de ser menos duras con nosotras mismas y apreciar por fin lo que tenemos en vez de lo que no tenemos. De entender que, en realidad, nadie es tan feliz como aparenta en las pantallas.

A continuación, compartimos tres consejos para evitar la dichosa tentación de compararnos:

1- Analízate

Cuando te comparas estás revelando una profunda necesidad interior, así que fíjate en lo que te fijas. Por ejemplo, si te estás comparando con alguien que se ha vuelto a ir de vacaciones, qué te dice eso? Por qué tienes tantas ganas de viajar y qué estás haciendo al respecto? En realidad, las millas de vuelo de los demás no tienen nada que ver: lo importante es que tal vez estés ignorando que necesitas un cambio de aires.

2- Pregúntate

Puede que el camino hacia la felicidad en particular que tú quieres no sea directo ni fácil. La pregunta más importante que debes hacerte para avanzar hacia ese objetivo es: “Cuál es el siguiente paso que tengo que dar?”. Si te vas repitiendo y contestando esta pregunta, te sentirás más fuerte cada vez y, al final, te cambiará la vida.

3- Rodéate de las personas adecuadas

Las comparaciones proliferan cuando nos sentimos solos y desamparados. Como escribió Jim Rohn, “tú eres la suma de las cinco personas con las que pasas más tiempo”; así que, niños aparte, piensa qué personas prefieres tener más cerca. Búscalas, apégate a ellas y reduce el tiempo que has de compartir con esas otras que no te hacen sentir bien.

 

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