E n un entorno natural de arenas, mar, bosques y arroyo se encuentra la Playa Naturista Chihuahua o playa nudista Chihuahua    . Un destino obligado para  aquellos que aman la naturaleza. Esta zona cuenta  con un clima templado de cuatro estaciones y que debido  a los cambios climáticos el frío es cada vez menor, alcanzando ocasionalmente,  temperaturas de 25° en invierno . Esto permite alargar la temporada de uso de la playa.

Es importante destacar la gran variedad de aves silvestres que hay a orillas del arroyo "El Potrero " :.y el impactante sonido  que éstas emiten al atardecer. El arroyo" El Potrero " es el desagüe de la "Laguna del Sauce" que a su vez se alimenta del agua que baja de las sierras. Todo el lugar se conserva ecológicamente limpio.

El lugar está ubicado a minutos del aeropuerto internacional de Punta del Este, a 15 minutos de ciudades como Piriápolis, Maldonado y Punta del Este , con todo lo que implica en cuanto a posibilidades de esparcimiento …pero sin embargo, logrando preservar el silencio y la calma de los lugares alejados del ruido. Son 2000m de playa nudista hacia el este del arroyo El Potrero.

Es una playa naturista que invita al visitante a comulgar el nudismo con la naturaleza , en el lugar reina el respeto hacia los demás y los asiduos visitantes, entre las que se encuentran familias con integrantes de todas las edades buscan un contacto natural con el entorno.

Actualmente, en verano  asisten a la playa diariamente ,entre 2000 y 3000 personas Si bien en esta playa se viene practicando el nudismo desde la década del 60,según cuentan personas que hoy día rondan los 80 años, ésta fue recién  oficializada en el año 2000 como playa naturista opcional .por la Intendencia Municipal de Maldonado y El Ministerio de Turismo , por gestiones de la Asociación Uruguaya de Naturismo (AUDEN) ( http://www.naturismouruguay.com.uy/home.html )

FUENTE http://playachihuahua.com/index.php

DESCUBRIENDO EL NUDISMO EN PLAYA CHIHUAHUA
Por Adriana

Tendida al sol, desnuda, lo sigo atentamente. Sin violar el silencio, el jet, asoma su cabeza por detrás de la duna. La roza, casi, con su panza, y se eleva lentamente, hasta hundirse entre el mar y las nubes.¿Será ese el que me trajo hasta acá esta mañana? Si no fuera por un jet…nunca habría llegado a tiempo a aquella cita.

Viviendo en Santiago, ya hace de esto algunos años, fuimos invitados a una cena en Punta. Era el principio de un enero radiante. Recuerdo que volamos a Uruguay esa mañana. Nos alojamos en un hotel cerca de la costa, dispuestos a tomar nuestro primer baño de sol. Armados con nuestro flamante equipo de playa y nuestros respectivos libros, nos instalamos en la playa Solanas.

El alboroto de los niños, la charla de los mayores, el volumen de la música…nos invitó a iniciar una larga caminata. La costa oceánica de Punta del Este es una sucesión interminable de playas de aguas mansas y bravas. Todas tienen un nombre. Es fácil, caminando, pasar inadvertidamente de la una a la otra.

Me pregunto: ¿dónde estaría hoy de no haber sido invitada a aquella cena?, ¿de no haber volado a Uruguay aquel día?, o ¿de no haber encarado aquella larga caminata…? ¿Libertad o destino?

 

Hacía tiempo que habíamos perdido la joven vanidad de exhibirnos al sol. Eran pocas las veces que en los últimos años nos abandonáramos a sus bondades. Rumbo al oeste, caminamos ese día, sin apuro, hasta llegar a un lugar donde tantas y tantas veces regresaríamos…No alcanzo a recordar ¿quién de los dos fue el primero?, pero sí puedo afirmar que su magia nos envolvió por igual.

Despojados de todo, nos sumergimos desnudos en el mar como si fuese un bautismo para nuestros cuerpos cansados. Cansados sí, de haber cargado durante tantos años el “peso“ del pudor. Todo era para nosotros nuevo y sorprendente. La naturalidad de aquellos cuerpos desnudos moviéndose bajo la luz, la belleza infinita de lo inédito…todos iguales y distintos bajo el cielo. Pensé en Martín, y en su taller de desnudos, en el afectado juego de luces y de poses. Pensé en “el baño” de Manet, en “las bañistas” de Cézanne. En Miguel Angel y en el Bernini…Frente a mí, sin buscarlo, encontré un manantial, de energía y belleza…

Al día siguiente después de la pantagruélica cena, nos mudamos del “estrellado” hotel a una sencilla posada, a metros de aquel lugar del cual aún no conocíamos su nombre. Alargamos nuestra estadía en Uruguay por unos días y nos entregamos a .la sana “lujuria”…¡Era como volver a nacer, sin pecado original! Una extraña paz se apoderó de mí.

Entrábamos y salíamos libremente del agua como si hubiésemos descubierto el océano por primera vez. Creí ser pez y sirena, diosa y sierva al mismo tiempo. Todo era nuevo y distinto. El color del agua, del cielo, de la arena, la flora indígena sobre el lomo de las dunas, las gaviotas volando o hundiéndose en el mar, como nosotros. El continuo y sonoro ir y venir de las olas, la cadencia de su golpe contra la orilla, las luces y las sombras, el olor a mar y a iodo, el sabor a la sal, la textura de la arena y el brillo de la piel….

Sentí que se corría el telón de mis inadvertidos ojos. Escondido detrás, un gigantesco escenario. Intercambiamos roles, de actor a espectador de espectador a actor. Era una obra maestra.

Mi esposo la ha llamado “fuente de un erotismo puro”. Yo callo y sonrío…Para mí es, en cambio, la revelación de un misterio. Sentir que estoy viva, sentir que soy libre, que domino mi cuerpo, que domino mi mente…He aprendido a querer y a quererme, tal cual. Nunca supe de adicciones aunque temo haber desarrollado una. Me tranquilizo pensando que es oxígeno para mis pulmones, alimento para mi espíritu, omega en su estado más puro. Me dejo ir en mis sueños, y me sumerjo en la lectura.

Me preocupa pensar que un día las máquinas voraces, que muy cerca de acá todo lo “construyen”, se acerquen y lo traguen…Por el momento es una ironía geográfica: accesible a todos y amado por muy pocos. Patrimonio universal sin restricciones ni calificaciones. Fueron sus puertas abiertas las que atrajeron a los “gays” socialmente marginados. Se sintieron muy cómodos y ahí se instalaron. Pero… el hombre tiene poca memoria…El espacio es finito y su acceso infinito. El crecimiento excesivo de unos conducirá a la exclusión de otros. Y, lo que fue en su origen de todos, pasará a ser de unos “pocos”. Es hora de disfrutarlo antes que el hombre se ocupe de destruirlo.

Los días subsiguientes, con nuestros sentidos saciados, mirábamos con calma las parejas que, vestidas, entraban desprevenidas. Venían de otras playas, al este y al oeste. Cerraban sus ojos o los abrían bien grandes, gesticulaban disimulando su asombro o expresando su horror. A muchos de ellos los vimos regresar desnudos ese día… y los siguientes, atrapados sin duda, al igual que nosotros. Sonreíamos, virtualmente cómplices de su placer. Los indecisos en cambio nos miraban, como a una imagen a través de un espejo, como agua en el desierto…

Conocimos su nombre el día que nos íbamos. Chihuahua, así se llama también un estado y una ciudad en Méjico. Nadie nos supo explicar cuál sería el parentesco

Ese mismo día, ya instalados en el avión que nos retornaba a Chile, recuerdo que moría de deseos de compartir la dicha, de contarle a mis hijos, mis hermanos, mi familia y amigos …Han pasado tres años y guardo aún el secreto. Me siento como aquel adolescente que descubre el amor y lo guarda escondido. Lo seguimos guardando en un rincón secreto de nuestra edad madura…

“Vivir para contarla”, suspendo mi lectura para saludar al hijo del posadero que nos trae el “almuerzo” ”Sí”-me digo-“hay que haberlos vivido para poderlos contar…”, mientras bebo lentamente la jarra de cerveza helada

Fuente http://playachihuahua.com/index.php :boletín del 13 de mayo de 2007.