Desnudo en el espectáculo
La 'Carta' de Mónica Calle
El espectáculo se estrenó en enero de
2021 en el Teatro Nacional Dona Maria de Lisboa y fue unos de los grandes
acontecimientos de la temporada a Portugal.
Mónica Calle, portuguesa nacida en
Madrid que se siente de ambas nacionalidades, firma una obra nacida justo
antes de la pandemia, con un elenco completamente femenino y con la música
de Beethoven como pieza esencial del espectáculo.
Este espectáculo es parte de un
proceso de investigación que acompaña al artista durante los últimos 7 años,
titulado 'Ensaio para uma cartografía' en el que ha trabajado la
música clásica y el baile desde la perspectiva del teatro.
En esta nueva obra cuyo título está
relacionado con la palabra cartografía, Mónica invita a un grupo de quince
músicos clásicos profesionales que junto a un elenco de quince bailarinas se
plantean una pregunta inicial: Cómo seguimos y como empezamos de nuevo?
Pregunta que toma una nueva forma ante las circunstancias que hemos vivido
todos a causa de la pandemia.
Desde este punto de partida, Mónica
Calle plantea el trabajo artístico como un espacio de resistencia y
humanidad.
Estos cuerpos están siempre juntos,
caminando en la misma dirección con toda su desnudez y fragilidad, rodeadas
en la lógica de la asistencia mutua...
Estas mujeres demuestran que, más allá
de la tecnología, el totalitarismo o la pandemia, el cuerpo es un artefacto
antiguo, que a veces parece inválido, pero sin igual".
Entrevista a Mónica Calle
–Qué persigue con ‘Carta’? Cuál es la propuesta?
–Es un trabajo que de alguna forma es
consecuencia de otro trabajo anterior que se llamaba Ensayo para una
cartografía, que fue un trabajo de siete años que comenzó en 2014, en un
momento en el que yo no sabía, de verdad, cómo continuar de una forma
personal y también artística. No sabía cómo continuar trabajando, qué rumbo,
qué camino tomar.
Entonces pedí ayuda a actrices y a
otras compañías de teatro para que me acogieran haciendo durante una semana
un trayecto por la ciudad, una cartografía, y el nombre de ‘Carta’ tiene que
ver con esta cartografía. Es una intención de mapear, de buscar una ruta, un
camino. Y a las actrices que entonces estaban conmigo y ahora siguen en esta
obra les dije que un día este trabajo iría para otro lado, y partiría de la
música.
Yo no soy coreógrafa, yo vengo del
teatro; durante mucho tiempo mi trabajo tuvo que ver con la palabra, y hubo
un momento en el que dije: “Ya no quiero hablar”. Necesitaba
encontrar otra forma y trabajar con materiales que no eran los míos, la
música y la danza clásicas.
Este es el origen de ‘Carta’, buscando
trabajar en cosas que no son las mías y que me han permitido una libertad
emocional y artística.
–Pero, ha sido coreógrafa en este trabajo? O, se siente más dramaturga?
–No sé cómo decirlo... En este trabajo
sí soy coreógrafa, pero yo vengo del teatro, no vengo de la danza
–’Carta’ se estrenó en Lisboa.
–Este trabajo fue hecho en el momento
de la pandemia. Para mí es algo sorprendente y muy feliz de alguna forma,
porque nosotros sólo hicimos una representación en Lisboa en 2020: al día
siguiente se cerró Portugal.
Es sorprendente que este trabajo siga
circulando y representando. Casi no hemos tenido oportunidad de comprender
cómo es el trabajo. Y al final acabó por ser algo muy ligado a todas las
circunstancias de la pandemia, el miedo al otro, la separación, no estoy
viendo tu cara, por ejemplo (la entrevista se hace con mascarilla), y no es
verdad que los ojos sean el espejo del alma. Nosotros somos enteros.
–He leído que este trabajo representa a un mundo en crisis pero que también
es un canto a la esperanza. Tan contradictorio como la vida misma?
–Sí, de alguna forma este trabajo ha
estado conectado con las circunstancias que hemos vivido, con todo a lo que
nos ha obligado. En la sociedad se acentuó el miedo a la muerte, creíamos
que no éramos vulnerables, que éramos invencibles, pero la vida no es así, y
eso nos ha confrontado a todos. Nos ha traído el miedo al otro, la
culpabilización del otro, de pedir una responsabilidad al otro que yo creo
que no es lo correcta. Este es un trabajo que no puede existir sin estar
juntas, sin tocarnos, sería imposible este espectáculo. Tengo fe en mi
trabajo, y esto es una prueba de la fuerza, de la alegría, de la resistencia
del ser humano, y eso lo tenemos cuando hacemos cosas juntos y estamos
conectados.
–Por qué Beethoven y por qué la
séptima sinfonía?
–Tiene que ver con el trabajo
anterior, en el que nosotras, que nunca habíamos tocado música, intentamos
tocar el segundo movimiento de esta sinfonía. Tiene que ver con la necesidad
de partir de un fragmento para llegar a la totalidad.
–Cómo se solventa en la obra esta
sinfonía creada para una gran orquesta?
–En nuestro trabajo siempre está la
idea de lo que falta, de lo incompleto. Yo trabajo mucho sobre la falta y
cómo, a pesar de lo incompleto, se puede llegar; tiene que ver con eso, con
la ausencia.
–Hubiera sido más sencillo poner
una orquesta en el escenario...
–(Ríe). No... También había una
intención de traer músicas clásicas, porque parte del elenco son músicos,
otra no lo es, que son las personas que vienen de estos siete años
anteriores, y hay personas nuevas. Hay actrices y músicos, no hay
bailarines...
–Pero hay coreografía...
–Sí..., pero el trabajo tiene que ver
con una cosa que tiene que ver con la vida, como si todos fuésemos empujados
hacia una idea fragmentada, todos somos colocados en distintos sitios, pero
también en relación con nuestro propio cuerpo. Yo no creo en la
fragmentación de la vida, en colocar a las personas en sitios que no son los
suyos, con toda la vulnerabilidad que eso trae; no somos bailarinas, e
intentamos bailar; algunas no somos músicos, e intentamos tocar... Hay una
gran libertad y una alegría por estar en sitios que no son los tuyos.
–El elenco es femenino?
–Sí, es un grupo de mujeres y eso ha
sido una intención. Mujeres con cuerpos y edades muy distintas, con orígenes
distintos. Y es que esta obra deriva de un camino y un trabajo que ha sido
hecho con mujeres. No es que no trabaje en otras cosas con hombres, tengo un
proyecto de hacer una obra, a partir de las mismas premisas, con un grupo
solamente de hombres.
–Qué relevancia tiene el cuerpo
en este espectáculo que también juega con la desnudez?
–Todo mi trabajo tiene que ver con el
cuerpo, siempre, y con la búsqueda de un cuerpo desnudo. Es verdad, trabajo
sobre eso muchas veces. Porque también tiene que ver con que no creo en la
separación del alma y del cuerpo, creo que somos una totalidad, un todo. En
escena es como un despojamiento, te quitas todo, eres esto sin ropa, sin
nada. Somos nosotras y somos así.
Fuentes consultadas:
https://www.diariodecadiz.es/ocio/trabajo-interrumpido-tiempo-vivir_0_1619840267.html
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