Nudismo Retro
El Nudismo Purificador
El profesor Capo solía decir: «Hagamos un pequeño esfuerzo y seamos
puros». Y cuando se refería a la pureza no sólo aludía a la salud del cuerpo
sino también del espíritu y la mente.
Nicolás Capo (derecha), con su mujer,
Ramona, que lleva en brazos a su hijo Apolo, en la colonia nudista de Gavà,
en 1932.
Nicolás Capo entró de lleno en el
nudismo a mediados de los años veinte, cuando se instaló en Barcelona, y se
convirtió en uno de sus principales promotores a través de la revista
Pentalfa. Naturismo y Nudismo se complementaban.
«El nudismo es una vuelta
consciente a la naturaleza y nunca una práctica de exhibicionismo y de
estímulo del erotismo»,
aseguraba Capo. Pero este ideal un tanto ingenuo era difícil de transmitir y
complicado de entender en una sociedad que veía el desnudo como un pecado, y
el cuerpo de la mujer como una tentación inmoral.
Para Capo el nudismo -o «desnudismo
científico y filosófico», como lo llamaba- era sinónimo de salud y libre
cultura, e implicaba una liberación de la mente y del sexo, en el sentido de
deshacerse de la necesidad de practicar sexo y, así, purificarse y
fortificar la mente. El profesor veía el sexo con la única finalidad de
procrear; las mujeres no tenían, en su opinión, connotaciones sexuales.
Pese a la naturalidad con que difundía
los beneficios del nudismo, era muy discreto y, a la vez, muy estricto con
quién y dónde practicarlo. Por este motivo, tanto la familia Capo como sus
pacientes tomaban sus baños de sol desnudos y al resguardo de curiosos en la
terraza de su vivienda de la calle Alcoy de Barcelona o bien en los campos
nudistas que fundó a imagen de los que proliferaban en Francia y Alemania.
Uno de esos campos nudistas fue
fundado en 1929, estaba situado en Gavà (Barcelona), el Paternón o Masía Can
Torelló, y era el punto de encuentro de naturo-desnudistas y «amigos del
sol»: matrimonios y familias con hijos. Nunca accedían personas solas con el
fin de evitar voyeurs, a quienes el profesor decía que se equivocaban, que
aquello era salud y no había que hacer caso a las «malas pasiones»
Resguardados por una tapia de más de
dos metros de alto practicaban gimnasia sueca o educación físico biológica y
deportes de equipo, también baños de sol, comían paellas vegetarianas, y
compartían canciones, poesías y simbólicos bailes purificadores alrededor
del fuego. En este entorno estaban seguros de que los niños serían
vegetarianos convencidos, como Gandhi y Tolstoi, que vivirían sin probar la
carne de «inocentes animales», y no se extrañarían de sus cuerpos porque lo
considerarían natural, no lo verían como exhibicionismo.
A pesar de la discreción y el respeto
con que practicaban el nudismo siempre sufrieron persecuciones. Uno de estos
ataques tuvo lugar, como denuncia el propio Capo en una «Carta abierta al
señor presidente de la Generalidad y al señor Gobernador General» publicada
en el número 228 de Pentalfa, un día de verano de 1932. Un grupo de miembros
de la Sociedad Naturo-desnudista de Barcelona estaba practicando gimnasia y
tomando el sol desnudos tras los muros del Partenón de Gavà cuando una
docena de jóvenes falangistas asaltaron la masía, robaron a los allí
presentes y quemaron sus ropas.
Fuente: Libro Recetario del profesor Capo (fragmento).
Varios autores. Larousse Editorial 2016. ISBN 978-84-16641-05-5 Publicado en
https://histonudismo.wordpress.com/2021/10/17/el-nudismo-purificador/
|