El Baile Desnudo
Isadora Duncan
Desde que Isadora Duncan descubrió
por sí misma en los museos a las bailarinas casi o totalmente desnudas de la
antigüedad griega en jarrones pintados, cuencos, platos, etc., la danza
desnuda se convirtió para ella en el ideal de una futura danza artística,
que supuestamente, reemplazaría al ballet
“Los griegos en toda su pintura,
escultura, arquitectura, literatura, danza y tragedia desarrollaron sus
movimientos a partir del movimiento de la naturaleza [...] Es por eso
que el arte de los griegos no es un arte nacional o característico, sino que
ha sido y será sea el arte de toda la humanidad para todos los tiempos.
“Por lo tanto, bailando desnudo
sobre la tierra, caigo naturalmente en posiciones griegas, porque las
posiciones griegas son solo posiciones terrestres. Lo más noble del arte es
el desnudo. Esta verdad es reconocida por todos y seguida por pintores,
escultores y poetas; sólo lo ha olvidado la bailarina, quien más debe
recordarlo ya que el instrumento de su arte es el propio cuerpo humano”.
(La danza del futuro, 1903)
El “Wandervogel” (ave
migratoria), el “Movimiento de la Juventud” (Jugendbewegung) y el
“Movimiento de Reforma (de la Vida)” (Reformbewegung) también
buscaron acercar a las personas a la naturaleza. Caminar, nadar, tomar el
sol, deportes y juegos juntos en la naturaleza, preferiblemente sin ropa y
de ser posible sin observadores, con un “vestido ligero”, se convirtió en la
base del movimiento naturista o nudista en Alemania.
El baile grupal, al menos para los
bailes folclóricos, era muy popular. Fotógrafos como Magnus Weideman y Lotte
Herrlich, capturaron bailes artísticos desnudos en la naturaleza siguiendo
la estela de Duncan, incluso antes de la Primera Guerra Mundial, en la
escuela de baile de Rudolf von Laban en Monte Verità,
Isadora Duncan (1877 -
1927). Nacida en Estados Unidos, Isadora se fue a Inglaterra. Al revés de la
corriente de los que iban a América a probar suerte, para escapar de la
precariedad económica europea y de la guerra de inicios del siglo XX. Pero
su situación familiar, patrimonial y afectiva, eran por demás vulnerables.
Nada la ataba prácticamente. Y ella sólo quería BAILAR. No solo dedicar su
tiempo y esfuerzo a ejercicios de danza clásica, de barra y piso. Como no
pudo persuadir a sus maestros neoyorquinos buscó nuevos horizontes.
Pudo mostrar su arte en Londres y
fue muy exitosa. Pronto fascinó a los auditorios y recorrió las capitales
europeas, bailando e hipnotizando con su mecerse libre en escena, sin
zapatillas ni tutús. Según los testimonios de sus seguidores nunca
eran iguales sus performances.
Contaban los que la vieron bailar
que lo hacía como por instinto, descalza, alguna vez desnuda, o vestida al
estilo griego, con esas túnicas traslúcidas que le daban su sello personal
de diosa pagana, como las imágenes que descubrió en las ánforas helénicas
que atentamente analizaba y estudiaba en los museos londinenses.
Decía “que las mujeres eran
tratadas como esclavas y que el matrimonio era una condena. Creía, también,
que había que amar sin condiciones ni contratos y que las mujeres debían
tener hijos cuando quisieran y con quien quisieran”.
Allí donde iba, había escándalo,
como cuando en julio de 1916, durante una accidentada gira en Buenos Aires,
bailó desnuda el himno nacional, envuelta en una bandera argentina en un
club nocturno. A la mañana siguiente todo el mundo lo supo.
El empresario rompió el contrato,
las buenas familias devolvieron sus entradas al Teatro Colón y la prensa
exigió la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido
a la Argentina a mancillar los símbolos patrios. Isadora no entendía nada.
Ningún francés protestó cuando ella bailó la Marsellesa con un chal rojo por
todo vestido. Si se puede bailar una emoción, si se puede bailar una idea,
¿por qué no se puede bailar un himno? (de Memoria del Fuego III: El siglo
del viento. E. Galeano).
Fuente y más información en:
https://www.deutsches-tanzarchiv.de/archiv/thematische-sonder-und-kunstsammlungen/freikoerperkultur-und-tanz
https://www.infobae.com/cultura/2017/05/31/la-vida-tragica-de-isadora-duncan-la-que-tenia-alas-en-los-pies/
http://www.arcondebuenosaires.com.ar/isadora_duncan_2.htm/ |