José Antonio Faraco Macias

Él decía que hay que tener ojo con nuestros pensamientos, porque se pueden transformar en nuestras palabras.

Y ojo con tus palabras, porque se pueden transformar en tus acciones. Y ojo con tus acciones porque se pueden transformar, en tus hábitos. Y ojo con tus hábitos que se pueden transformar en tu carácter. Y sobre todo ojo con tu carácter porque define tu destino.

Esto es una locura. Cada vez estamos más desorientados, a la vez que estamos más controlados y manipulados. El exceso de información nos tiene abrumados.

Nos caracterizamos como “Sociedad del Conocimiento” pero eso no significa que sepamos mucho, sino que somos una sociedad que es cada vez más consciente de su no –saber y que progresa teniendo que aprender a base de libros de autoayuda para gestionar las emociones que no somos capaz de asumir debido a la gran incertidumbre y el desconocimiento en sus diversas manifestaciones: Miedos, complejos, inseguridades y sobre todo los riesgos de vivir en un mundo cada vez más complejo.

Solo tenemos la certeza de que somos seres finitos, mortales, pero no sabemos cómo ni cuándo se verificara esa condición. Vivimos en un mundo en el que aumenta la complejidad y la densidad de interacciones, la red cada vez nos atrapa más, somos red-dependientes. El exceso de información no puede ser completamente procesado por nuestros sentidos como instrumento de análisis.

La identidad personal se está desvaneciendo en un entramado más complejo y oscuro.

Y ante esto, que nos queda como algo real, auténtico y singular, sólo nos queda el cuerpo. El cuerpo es nuestro templo, nuestro vehículo, nuestro escaparate con el que nos mostramos al mundo tal como somos y a la vez somos visibles al mundo.

Pero el cuerpo está perdido entre la censura de las redes, la autocensura y la pornografía, Todo tiene que ser erotizado para vender más. Only Fans, Patreon, etc. sustituyen a los álbumes de fotos y las revistas de fotos eróticas donde todas y todos se desnudan para venderse. Ya no se quiere trabajar para construir un mundo mejor sino un mundo basado en el placer inmediato y hedonista sin ningún propósito ético.

Pues sí, esto va de culo, esto va mal, esto va a peor. Todas las pinturas de este proyecto están basadas en fotos de personas reales, fotos cedidas por ellas, para que se muestre sus cuerpos, La realidad, y no los cuerpos estereotipados por los medios y la publicidad que tanto daño están haciendo.

Todas dan la espalda a un mundo hipersexualizado, hiperpolitizado e hiperconsumista, consumistas de imágenes de todo tipo, violencia, pornografía, maltrato, corrupción, pululan por las redes sin control alguno.

Todas, la mayoría autocensuradas no muestran sus rostros, por miedo al qué dirán. Solo muestra su amor propio y su cuerpo por detrás. Desde aquí decimos que el culo nunca miente la boca casi siempre. Dan la espalda a un mundo decadente y miran a un nuevo humanismo posible, donde lo más importante no es tener sino Ser, asumiendo su vulnerabilidad y desde ella se muestran desnuda tanto física y espiritualmente.

Seguimos explorando la condición humana, desde la desnudez, el estado natural del SER. Desde donde somos realmente nosotros mismos, desde nuestra fragilidad, inseguridad y desde nuestra fortaleza como seres únicos y singulares. Desde esta atalaya nos enfrentamos a un mundo complejo y difícil de comprender.

“Esto va de Culo” es un proyecto artístico que mira de frente una nueva realidad que es posible, y es posible desde el respeto y la voluntad de comprender al otro, desde la alteridad.

José Antonio Faraco Macias
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