Crónicas de viajeros
Playas de Ecuador
Queridos lectores de la revista, mi nombre es Juan. Vengo practicando
naturismo hace varios años tanto en lugares oficiales como en playas donde
se tolera, o bien en plena naturaleza en lugares solitarios.
Durante mis últimas vacaciones en enero de este año tuve la maravillosa
oportunidad de visitar Ecuador y aproveché para conocer por primera vez la
costa ecuatoriana, en la denominada Ruta del Sol.
Al tener contados días para visitar esta región, elegí dos destinos que me
parecían interesantes: Mompiche y Canoa. Ambos lugares cuentan con playas
espaciosas y lugares apartados, adecuados para encontrar playas en donde
ocasionalmente se puede practicar nudismo y que, por otro lado, cuentan con
una buena oferta de alojamientos económicos y hostales y reciben visitas de
extranjeros durante todo el año, pero son menos bulliciosas que otras playas
como la famosa Montañita
En el caso de Mompiche, en Ecuador, recientemente bautizada como naturista
por la CLANUD (Confederación Latinoamericana de Nudismo), viene siendo
utilizada para el nudismo, especialmente las playas más alejadas, como playa
Negra, o las playas de las islas Portete y Júpiter.
Para llegar a Mompiche, partí desde Guayaquil hacia la ciudad norteña de
Esmeraldas, ya que no había buses directos, al llegar a la noche pernocté en
Esmeraldas, ya que el último bus había salido.
Al día siguiente tomé un bus directo a Mompiche. Al llegar me alojé en un
hostal muy económico ubicado en la zona norte del pueblo. Hay que decir que
el pueblo es muy pequeño, la gran atracción es la playa que en el pueblo es
muy angosta y cuando el mar crece prácticamente desaparece, y el bosque
tropical de un intenso verdor que la rodea, ya que en esta zona del pacífico
la costa se vuelve selvática y lluviosa.
Playa Negra
Esta playa tiene todo lo que el viajero naturista busca, ya que aquí
encuentra un verdadero paraíso en donde despojarse de la vestimenta y entrar
en verdadera comunión con la naturaleza circundante. Tiene arenas de
coloración oscura muy brillosa cuando hay sol, volviéndola un lugar único en
Sudamérica, si bien en todo Mompiche y en otros lugares de Ecuador la arena
es negra, en este lugar verdaderamente es de un color más intenso.
El primer día de mi estadía fui directo a este sitio, ya que verdaderamente
me lo habían recomendado. Para llegar caminé algo así como media hora desde
donde termina el pueblo y al terminar la playa seguí un camino que se abre a
la izquierda y se aleja de la playa para luego virar al sur, para reconocer
que llegamos hay un cartel que indica: “Playa de Ostional”, que es el
verdadero nombre de esta increíble playa.
Pasé el día descansando y gozando del lugar al natural. La playa estaba poco
concurrida, sólo algunos grupos de surfistas y turistas que fueron llegando
a lo largo del día, ninguno de los demás visitantes dio muestras de
incomodarse con el desnudo, con lo cual pude comprobar que verdaderamente la
lejanía y tranquilidad del lugar, la vuelven una playa donde impera la
libertad.
El agua es calma y con la suficiente temperatura para bañarse incontables
veces durante el día, y es cierto que la radiación solar es muy fuerte, pero
el lugar, en esta época del año es muy lluvioso y se nubla con mucha
frecuencia.
La arena es negra debido a algunos minerales de origen volcánico como el
titanio, se dice que tiene propiedades curativas para la piel, por lo que me
embadurné con ella y descubrí que además era pegajosa, verdaderamente es una
sensación deliciosa hacerlo varias veces, para luego limpiarse con un baño
de mar. Es esta misma arena la que fue extraída varias veces por la minería
del titanio, sin embargo, me enteré qué los pobladores del lugar se resisten
a esto y han luchado para dejar la arena donde está y convertir el lugar en
un destino dedicado al surf y al ecoturismo.
Los siguientes días apenas pude salir a pasear por el pueblo y sus
alrededores debido a las continuas tormentas y chaparrones, y volví una sola
vez a playa Negra, pero sólo pude permanecer unos minutos debido al aguacero
que se desató mientras estaba en la playa. Esta época del año el clima es
muy lluvioso en esta zona de la costa ecuatoriana, por lo que, no pude hacer
las excursiones que pretendía hacer a las islas cercanas y fue muy necesario
ponerme un impermeable para llegar al hostal en condiciones cada vez que se
largaba la lluvia.
De todas formas, el viaje me permitió probar frutas tropicales y deleitarme
con los desayunos costeños típicos de este pueblo pesquero, que por suerte
por ahora permanece poco concurrido por el turismo masivo y conserva una
tranquilidad pueblerina.
Al volver de playa negra el día que llovía, tuve la oportunidad de
despojarme de toda la ropa y caminar así al volver al pueblo por el
solitario sector sur de la playa de Mompiche, y así al caminar bajo la
lluvia y sentir las gotas caer sobre todo el cuerpo fue una experiencia
realmente gratificante, de gran comunión con el entorno tropical, algo que
verdaderamente recomiendo a todo naturista si tiene ocasión de probarlo.
Playa de Canoa
Después de visitar Mompiche partí hacia Canoa, un pueblo que está al sur en
la vecina provincia de Manabí, y que es un poco más populoso que el anterior
y cuenta con algunos servicios más, sin embargo, conserva también una gran
tranquilidad y rusticidad de pueblo pesquero típico de la costa ecuatoriana
y es muy popular entre los surfistas y los jóvenes.
Para llegar tuve que salir hacia la ruta y hacer trasbordo en el pueblo de
Chamanga, tardando varias horas, ya que ambas localidades costeras no están
muy conectadas y en esta zona del Ecuador los buses transportan a mucha a
gente local y van muy lentos. No obstante, el paseo es magnífico y permite
apreciar el cambio de vegetación y de clima al pasar de un bosque ecuatorial
lluvioso, a una zona de bosque seco tropical con distintas características.
Al llegar a Canoa, me alojé en un hostal bastante económico y fui a conocer
su playa. Me dio la impresión de que el lugar estaba en temporada baja, ya
que en la playa había numerosos bares y chiringuitos, pero estaba vacía de
gente la mayor parte del día, y las discotecas resonaban al ritmo del
reggaetón por la noche, sin embargo, llamativamente estaban casi sin
público.
En esos tres días pude recorrer la extensa playa en todo su contorno, pero
la parte que me encantó es toda la franja norte entre el pueblo y la parte
donde afloran rocas y acantilados.
También hay un río que desemboca sus aguas en el mar cerca de esta zona y
que está cubierto por un profuso bosque de manglar. La zona es realmente muy
hermosa, y permanecer en este silencioso lugar es tan bello como estar en la
playa, ambos sitios sólo separados por unos metros de playa de arenas
doradas sólo son visitados por algunos turistas, y lugareños, pero en muy
pocos momentos del día, en la mayor parte del día ese tramo de playa
permanece solitario, con lo cual aproveché para desnudarme y tomar el sol
sin barreras entre la piel y el ambiente.
En los tres días que permanecí en esta playa, pude gozar de una gran
libertad y pude caminar desnudo por la playa y el mar, ya que sólo en
algunas ocasiones durante la tarde llegaba gente a la solitaria punta norte
de Canoa, y mas allá de alguna que otra mirada sorprendida, nadie se alarmó,
ni se incomodó con la desnudez y pude permanecer así gran parte de la
jornada, algo impensado, y que nunca había hecho en una playa no
oficializada como naturista.
El pueblo de Canoa es de una rusticidad encantadora, y lo convierte en un
destino absolutamente indicado para aquellos viajeros que pretenden
descansar y solazarse en una playa, tranquila y calma, pero con algunos
servicios turísticos, y la oportunidad de conocer algo de la hermosa y
extensa costa ecuatoriana. También es muy recomendable la gastronomía local
a base de pescado y mariscos.
Como he indicado anteriormente, ignoro si este lugar es más visitado en otra
parte del año, como, por ejemplo, durante la temporada de avistamiento de
ballenas, pero en enero en ocasión de mi viaje, cuando en el cono sur muchos
estamos de vacaciones, la mayor parte de las instalaciones permanecían
vacías, al igual que los restaurantes y discotecas.
Luego de estos agradables días playeros de sol y mar, seguí viaje hacia
otras regiones del Ecuador, quedando plenamente reconfortado ante semejante
naturaleza y tan bellos paisajes de la nación ecuatorial, en los que además
pude disfrutar del nudismo, sin embargo, aún estas playas no son reconocidas
como naturistas, por lo que, aconsejo mucha discreción y solo quitarse la
ropa cuando la poca afluencia de gente lo permite yen las ocasiones en que
muestran tolerancia hacia nuestro estilo de vida.
Además, tengo la esperanza de que los ecuatorianos hagan oficial y
formalicen el
naturismo en alguna de estas extensas y solitarias playas, ya que en verdad
son ideales para la práctica naturista y atraerán a más gente del exterior y
del mismo Ecuador.
Por otro lado, se dice que el nudismo ya se tolera en muchos sitios de la
geografía costera del país muy frecuentados por el turismo internacional
como las playas más alejadas del Parque Nacional Machalilla, en sectores de
Montañita o en otras playas solitarias de Manabí y Esmeraldas, como las que
tuve la oportunidad de disfrutar y a las que sin duda volveré muy pronto.
Juan Manuel Flores
Argentina
Contacto: joaoflorlay@yahoo.com.ar |