El término contaminación acústica hace referencia al ruido cuando éste se considera como un contaminante, es decir, un sonido molesto que puede producir efectos fisiológicos y psicológicos nocivos para una persona o grupo de personas.

¿Está usted continuamente estresado y no encuentra motivo real para ello?¿Duerme mal por las noches? ¿Nota que está perdiendo capacidad auditiva? Si ha respondido afirmativamente a estas preguntas es posible que usted esté pasando por un proceso de contaminación acústica.

La contaminación acústica perturba las distintas actividades comunitarias, interfiriendo la comunicación hablada, base esta de la convivencia humana, perturbando el sueño, el descanso y la relajación, impidiendo la concentración y el aprendizaje, y lo que es más grave, creando estados de cansancio y tensión que pueden degenerar en enfermedades de tipo nervioso y cardiovascular

Vivimos preocupados por la degradación ambiental que intoxica nuestro aire, nuestras aguas, nuestros alimentos y en general todo nuestro medio, y realmente tenemos motivos para inquietarnos. Sin embargo, demasiadas veces obviamos la grave contaminación acústica.


El ser humano posee un aparato auditivo constituido de tal manera que sólo puede soportar sin daño una carga acústica que se encuentre dentro de unos parámetros muy determinados. El hecho de que hoy en día sea normal que una motocicleta pase a nuestro lado emitiendo un fuerte ruido, o que una máquina hidráulica nos bombardee los oídos con sus fuertes golpes durante horas y horas, no significa ni mucho menos que sea inocuo para nuestra salud. Es cuestión de tiempo el que lleguemos a advertir las lesiones ocasionadas.

La problemática de la contaminación acústica es seria, entre otras circunstancias porque, cuando detectamos los primeros síntomas de

 


daños, ya se ha producido una importante cantidad de trastornos en nuestro organismo, la mayoría de ellos consecuencia somatizada de un estrés continuado.

¿Cuándo comienza realmente a perjudicarnos la contaminación acústica?

 

Los últimos estudios consideran como peligrosa para la salud la exposición a sonidos que oscilen entre 50 y 60 decibelios, y como manifiestamente nociva a partir de los 60 dB.

Este nivel de ruido se alcanza demasiado fácilmente: gritos y discusiones, automóviles en marcha, un aparato de música a demasiado volumen, el centrifugado de una vieja lavadora, el chirrido de una máquina industrial, etc. Si hablamos ya de decibelios superiores a 80, estamos refiriéndonos a una verdadera agresión física.

Evidentemente, si no vivimos en una zona rural, nos será ciertamente difícil protegernos de la contaminación acústica en nuestro trabajo o en la calle. Sin embargo, sí podemos hacer algo para disfrutar de unas horas de tranquilidad y un buen sueño, protegiendo nuestro hogar de las agresiones por el ruido.

Consejos para el aislamiento acústico de la vivienda

*** Elegir una vivienda alejada de fábricas e instalaciones industriales, cerca de un parque o zona verde antes que en una callee concurrida y con exceso de tráfico.

**** revestir sus suelos con alfombras de lana, algodón. u otros aislantes

*** Las paredes absorben mejor el ruido si se recubren de papel pintado, mejor cuanto más rugoso.

***Cuidar la calidad de sus ventanas. Instalar doble cristal
*** Las cortinas gruesas también absorben buena parte de la contaminación acústica

La contaminación acústica en el trabajo

 

La más peligrosa fuente de contaminación acústica.

Si bien cualquiera de nosotros puede acomodar nuestra vivienda de modo que en su interior se permanezca dentro de un límite de decibelios más o menos razonable, lamentablemente no todos podemos decir lo mismo de nuestro lugar de trabajo.

El taller, la empresa de transporte, la fábrica o la inocente oficina, suelen estar diseñados en vistas a una mayor producción, y muy pocas veces teniendo en cuenta la salud auditiva y psíquica de sus empleados: las máquinas de producción, los motores, las fotocopiadoras, las máquinas de escribir, las impresoras, y en general todos aquellos generadores de estímulos sonoros discontinuos (ruidos repetitivos con un intervalo de más de 2,5 segundos entre ellos), son importantes fuentes de agresiones auditivas.

Además de estas fuentes de ruido, en nuestras ciudades aparece una gran variedad de otras fuentes sonoras, como son las actividades

industriales, las obras públicas, las de construcción, los servicios de limpieza y recogida de basuras, sirenas y alarmas, así como las actividades lúdicas y recreativas, entre otras, que en su conjunto llegan a originar lo que se conoce como contaminación acústica urbana.

El riesgo de pérdida de capacidad auditiva se incrementa tanto con el nivel de decibelios soportados como con la cantidad de años durante los que permanecemos expuestos al ruido, de tal modo que después de cuarenta años de trabajo bajo una presión de 100 dB, por ejemplo, podemos habernos convertido en auténticos "sordos".

Fuentes consultadas .

http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1070


http://www.ingenieroambiental.com/2020/contaminacion_acustica.doc