Para mi  estar desnudo es algo cómodo .Siempre lo he hecho en mi casa desde que tengo memoria cuando estoy solo o con mi esposa.

Ella muchas veces comparte esos momentos y no pocas veces charlamos de cualquier cosa como Adán y Eva.

En la quinta de sus padres, cuando estábamos solos, lo común era sacarnos el traje de baño en la pileta y quedarnos así. Y no pocas veces encontramos la oportunidad de sacarnos las mallas en alguna playa solitaria o en algún río de Córdoba.

 

Nunca habíamos hecho nudismo socialmente, confieso que era una experiencia que quería tener.

Este año, no sin temores y prejuicios, fui a Punta del Este por primera vez en mi vida, ya que por diferentes Grupos Nudistas de la web sabía de una playa nudista.

Me encontré con un importante grupo de hombres y mujeres desnudas y semidesnudas
Su comportamiento era como en cualquier otra playa, el mate, un libro , un diario matizaban un agradable día de sol.

Me senté en la arena un poco alejado de todos, miré el mar pensé y pensé y…finalmente me saqué la malla.

Miles de pensamientos se agolpaban en mi cabeza, nunca había estado desnudo en público, excepto en un vestuario. Mi cultura me decía que lo que estaba haciendo no estaba permitido.


Al pasar los minutos fui sintiéndome cada vez más libre, observé que nadie me veía, me paré, caminé hacia el mar y me di un baño que fue espectacular. Como dice Hanglin, luego de bañarte desnudo en el mar no querés usar más la malla.

Me habré quedado unas dos horas y tuve una sensación de libertad y paz que me pareció nunca haber tenido.

De regreso al hotel le comenté a mi mujer, la cual largó un carcajada y no me hizo mayores comentarios.

Al día siguiente, en el desayuno , le sugerí ir juntos, El hecho que el nudismo no fuera obligatorio, y quizás su curiosidad., hicieron que aceptara, pero con algunas condiciones. Ella no estaba obligada a desnudarse.

Llegamos y nos instalamos un poco alejados, conversamos un rato, yo me desnudé y ahí comenzamos a charlar sobre la posibilidad de que ella también lo hiciera.

No fue fácil, sus prejuicios, temores y educación eran una barrera casi infranqueable
.
Yo me metí en el mar y al salir ella me dijo que me había visto disfrutar como nunca.

Al rato otro matrimonio se puso cerca nuestro, él se desnudó  y ella hizo top-less.
Me metí en el mar nuevamente, cuando salí mi esposa estaba en top-less y me recibió con una sonrisa de oreja a oreja.

Me dijo “hasta aquí sí, más no, .pensá que ni en los vestuarios andamos desnudas.”

Luego seguimos yendo, Chihuhua nos deparó una semana de buen sol, buen ambiente, nudismo para mi y top-less para mi esposa. Y fundamentalmente, lo bien que nos hizo a nuestros casi 60 años hacer cosas nuevas juntos y disfrutarlas.
 
Juan Belzú
juanbelzu@yahoo.it