Nos cuenta Antonia:
"Desde siempre he sido más bien rellenita, nunca me ha gustado mi cuerpo. Intelectualmente creía comprender lo maravilloso que es ser naturista: no sentir vergüenza de mí misma, aceptarme como soy, relacionarme así con los demás, siendo yo misma.
Desnudarme en público era un reto tan atractivo como difícil: Me moría de miedo y de vergüenza sólo con pensarlo. Toda la gente me miraría y me juzgaría. ¿Darían su aprobación? ¿Me despreciarían? ¿Cómo comportarme con mis conocidos? La inseguridad me atormentó durante mucho tiempo.
Pero un día el vaso de mi auto desprecio se colmó. Más de cuarenta años sintiendo vergüenza y miedo…Temblando accedí a ir con unos amigos a un camping naturista.
Busqué mil excusas para no quitarme la pieza de abajo del bikini, lo que sólo consiguió que sintiese aún más vergüenza.
Me sentía enormemente incómoda entre aquella gente que -como temí- de vez en
cuando me miraban. ¿Qué pintaba yo allí mintiéndome a mí misma, soportando la flagelación de aquellas miradas que sin demasiado interés se dirigía a mí?
Un empleado del camping me dijo que se consideraba una falta de respeto no estar desnudo y amablemente me invitó a desnudarme.
Le conté el cuento de que tenía una cicatriz reciente (qué excusa más torpe, todo el mundo sabe que el sol es el mejor cicatrizante) . Pareció no creerme e insistió
Mi mente se quedó en blanco un instante y sin más me despojé del bikini. Mi mente siguió en blanco. Algo estaba pasando. Me di cuenta de que nadie me miraba,
o, mejor dicho, nadie se fijaba en mí. Pero lo más significativo estaba dentro. Me sentía extraña, no porque tuviese algo, sino por otra cosa…
Tardé unos minutos en darme cuenta. Acababa de perder definitivamente a dos permanentes compañeros de mi vida: el miedo y la vergüenza.Sentía como si una losa de mil toneladas hubiese desaparecido de encima de mí, una losa de la que sólo fui completamente consciente una vez que desapareció. No exagero si digo que recuerdo aquella experiencia como la más importante de mi vidaNunca lo habría sospechado.
Mi cuerpo no ha cambiado desde entonces. Pero ya no me siento culpable cuando como lo que me gusta. Mi cuerpo, tal como es, me parece fantástico, ¡es el mío! Ya sé que para quien no lo haya experimentado puede parecer una exageración, pero lo cierto es que siento como si hubiera vuelto a nacer, pero con un conocimiento y una experiencia que me permiten disfrutar mucho más de la vida
El naturismo es una forma de vivir en armonía con la naturaleza, caracterizada por la práctica del desnudo en común, con la finalidad de favorecer el respeto a uno mismo, a los demás y al medio ambiente (Federación Naturista Internacional)
La primera vez si nunca te has atrevido con la experiencia del naturismo, te ofrecemos unos consejos que te lo harán más fácil:
- Las playas autorizadas pueden ser un paso intermedio. A veces, a algunas van mirones y exhibicionistas. Ve mejor cuando haya más gente; será lo más seguro.
- Un club o una asociación puede ser el camino ideal. En ellas encontrarás mucha gente que ha vivido lo mismo que tú antes que tú, y que estarán encantados de apoyarte.
- La experiencia más plena será probablemente en un centro naturista. Los hay para todos los gustos y al alcance de cualquiera.). No suele haber mirones ni exhibicionistas. Te sorprenderá que nadie se fije en ti… a no ser que no te quites la ropa , el respeto que se respira, la serenidad de los mayores, la alegría de los pequeños…
Xavier Lopez
Fuente: Encuentro Paraná |