Nudismo en Familia
Ver desnudos a sus padres hace que el niño descubra el cuerpo humano
de una manera natural y espontánea, aseguran los especialistas. Sin embargo,
los progenitores se preguntan dónde y cómo imponer los límites para no dañar
la sensibilidad de los más pequeños.
Cuando se empieza a tener hijos surgen mil dudas en los nuevos padres,
preocupados por darles la educación más apropiada ¿Lo educo como me
educaron, inculcándoles cierto conservadurismo? ¿Me muestro desnudo frente a
ellos para que no se acomplejen con sus cuerpos?
Para el niño pequeño la desnudez es algo natural. Somos nosotros, los
adultos, los que la asociamos con la sexualidad. A ellos les encanta correr
sin ropa por la casa. Les hace sentir más libres y cómodos.
La ventaja de ver desnudos a sus padres, cambiándose la ropa o duchándose,
hace que los niños adquieran una noción de cómo es el cuerpo humano, de una
manera espontánea y natural. Por lo contrario, un ambiente restrictivo puede
llevar al voyerismo…
Con respecto a la desnudez los niños pasan por diferentes fases: para un
bebe es saludable estar en contacto directo con los padres, piel con piel,
pues favorece el desarrollo psíquico, emocional y sensorial. Este contacto
hace que el pequeño se sienta acogido, reconocido, amado.
Entre los 2 y 3 años, empiezan a fijarse en el cuerpo de sus padres y a
compararlo con el suyo En esta fase es normal que alguna vez toque el pecho
de su mama o el pene de su papa, movido por la curiosidad, pero sin
connotación sexual. Es el momento de explicarle la diferencias que hay entre
el cuerpo de hombre y de la mujer (mama tiene pechos porque es una niña) y
de ponerle límites a sus exploraciones, Asimismo, si este es mi pene pero no
quiero que lo toques porque es algo privado.
“La imposición de límites en torno al cuerpo le permite al niño comprender
que existe una barrera entre lo compartido y lo privado. Que entienda esto
garantiza su bienestar psíquico y emocional”.
El pudor en la adolescencia
El pudor se hace más patente cuando el niño entra en la adolescencia. Es un
periodo en que el cuerpo se transforma, se desarrolla, aparecen las primeras
atracciones físicas, surgen los complejos…
El adolescente anda en la búsqueda de su propia identidad, es más consciente
de la diferencia generacional que hay entre él y sus padres. No es de
extrañar que, si hasta ese momento nuestro hijo mostraba su desnudez,
empiece a esconderla. Eso cuenta Malena, de 45 años, madre de una niña de 16
años … “A los 13 años dejé de ver un solo un centímetro del cuerpo de mi
hija Lucia. Por primera vez en todos estos años, el que la pudiera ver
desnuda era algo que la hacía sentir extremadamente incomoda”.
En esta fase de su desarrollo los cambios en el cuerpo producen complejos
que pueden llegar a desestabilizar.
A los adolescentes no les gusta nada ver a sus padres desnudos: se sienten
incomodos porque lo asocian con la sexualidad que están empezando a
descubrir y que quieren conocer fuera de su hábitat familiar.
Los padres deberán respetar este cambio y dejar de tratar al hijo como si de
un niño se tratara. “Aunque se haga de forma inconsciente, el que la madre o
el padre adopten con su hijo/a un comportamiento seductivo puede crear mucha desestabilidad en el hijo”, señala Isabel Bianchi.
Desnudez impuesta
Hay padres, como Andres, (41 años y padre de gemelos de 7) que no les
preocupa que sus hijos les vean desnudo. “Puede ocurrir que, yendo de mi
habitación al cuarto de baño, me cruce con mis hijos, pero francamente, no
parece que les traumatice mucho verme así”. Este es un matiz muy importante,
“el desnudo ocasional no es una exhibición de uno mismo, sino una manera de
recordarnos que también existimos sin ropa. Sin embargo, el desnudo
impuesto, es una manera de mostrar que puede ser incómodo para el niño. La
falta de pudor es eso: imponerle a alguien lo que no esta capacitado para
rechazar”.
Testimonio de Leticia, 36 años
“Siempre he sido una persona tremendamente púdica. Ver a mis padres desnudos
me resultaba igual de violento que enseñar a los demás mi propio cuerpo,
fuese quien fuese. Me parecía que eso formaba parte de la intimidad de cada
uno, del terreno que debemos defender de los ojos de los demás.
Somos 4 hermanas y todas hemos sido iguales en esto. Cuando estábamos en la
misma habitación y una de nosotras se iba a cambiar, invariablemente
decíamos “No mires”. Una vez hice la prueba. Me fui con una amiga a la playa
y nos desnudamos. Me sentí tremendamente incomoda, muy frágil, Tenía la
impresión de que todos me miraban, que estudiaban mi cuerpo, que analizaban
cada uno de mis defectos. Es un estado de tremenda vulnerabilidad de tal
intensidad, que a los cinco minutos tuve que ponerme el traje de baño,
taparme y protegerme de la mirada ajena.
Con mi hija tampoco hago ostentación de mi cuerpo, aunque cuando estoy en el
cuarto de baño nunca cierro con pestillo, y si ella entra no me escondo”.
Fuente:
https://histonudismo.files.wordpress.com/2023/03/2006-09-01-psychologies.pdf
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