En Nudelot el amor es libre y natural
El verdadero amor va más allá de las hormonas, feromonas, del instinto
salvaje. Es una actitud fresca y sonriente del nudelotense que motivaba
a todos a seguir amando la vida, una nueva vida sin rutinas, mundos
diversos dentro de este pequeño mundo, donde nadie contemplaba la vida
desde una ventana o un balcón distante.
El nudelotense encontraba la ilustración y la felicidad en el teatro, la
danza, la pintura, la literatura, la poesía y en cualquier otra
expresión artística. Es triste que hoy sólo el hambre, en algunos casos,
despierte nuestro talento.
Solo el liderazgo y el emprendimiento nos pueden aportar herramientas
para ser felices, prósperos y libres.
Nudelot no es una utopía del lugar donde deseamos vivir. No hay mecenas
que jueguen al Robin Hood, no existen mujeres trofeo, ni la misantropía
se concibe como una generosidad tacaña.
Precisamente, en Nudelot reinaba la felicidad gracias a la capacidad de
recuperación y olvido. El nudelotense era amoroso y por eso, nadie
sufría por él, simplemente se aislaba y permanecía lejos de los necios,
insoportables e insaciables.
Gracias a los papiros conocimos personajes maravillosos que darían
argumentos para numerosas novelas, pero el conocimiento se compartió con
generosidad. Esa versatilidad de la fortuna nos enriqueció con sus
testimonios.
El auto biografismo de los pensadores, personajes que, gracias a su
ascetismo creativo nos enriquecieron con sus testimonios, nos enseñaron
a ver y vivir de manera más natural y, nos infundieron un modelo
novedoso de moral, sensualidad y sentimentalismo.
Rechazamos la violencia, nos preocupamos por la salud mental,
cuestionamos los mundos invariables, monótonos y asfixiantes. Hemos
vivido siempre en periodos diferentes de una misma época, pero nuestros
textos son atemporales y serán nuestro legado para las nuevas
generaciones.
No podemos seguir engendrando insensibles, apáticos, indiferentes,
abúlicos y perezosos, porque cuando nada nos toca, estaremos muertos. Al
nudelotense dorado el tiempo jamás lo transformará en una persona
insensible.
Nudelot siempre fue y será una opción de vida para los tipos de crisis,
enfermedades físicas o mentales, muerte de seres queridos, pérdidas
económicas, éxodos… Vivimos como las curvas de los cursos de los ríos en
las diferentes etapas de la vida.
El paso de una sensibilidad desmesurada a una insensibilización
caracterizada por el distanciamiento y la ironía es causa de muchas de
nuestras desdichas. El hombre siempre será el artífice de su destino.
Así como la guerra puede concebirse como un arte, lo mismo debe suceder
con el arte de vivir. Las circunstancias pueden bifurcar nuestros
objetivos, más de lo que imaginamos.
Nudelot nunca pretendió ser una novela y por eso, nadie debe sentirse
aludido. Nunca se prestó como refugio para los tramposos o calaveras, ni
cualquier tipo de pervertidos, perturbados o desequilibrados por la
doble moral de nuestra sociedad.
Héctor Cediel Guzmán
Bogotá, D.C. Colombia
hectorcediel@gmail.com
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