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Epicurius

El "Libro de los Enamorados" nació de analizar las cartas de los primeros amores, los versos de esos amores imaginados, imposibles, dolorosos, perdidos u olvidados por culpa del tiempo, de su poca trascendencia o profundidad, de esos amores prohibidos y deliciosamente pecaminosos, ocultos, negados o deseados con frenesí, con locura, absurdos porque hay amores que contradicen lo lógico o desmienten a la cordura de la razón.

Este libro fue un verdadero tesoro para los enamorados ya que no solo interpretó los deseos, sino que inspiro al tipo de amistad o relación que debe darse de acuerdo a las expectativas de los mismos.

Desde un principio los nudelotenses sabían que serían perseguidos por esa revolucionaria ideología, se prohibía prohibir, y se pregonaba o inducía a los jóvenes a hacer el amor y no la guerra.

Se dice que Epicurius, el Gran Maestro de Nudelot, siempre veía con los ojos del corazón; al entrar al templo recibía en "el Paraíso de los Fieles" a los nudelotenses, quienes le preguntaban: Maestro ¿Quién eres tú? Y el Gran Maestro contestaba: ¡Tu!; Es te saludo quizás fue acondicionado del saludo de los cartujos.

El Gran Maestro al iniciar la ceremonia decía. "Yo soy la relatividad de la verdad, la chispa divina del determinismo pragmático del pensamiento comparativo"; y sobre él y el altar mayor, la escultura gigantesca de un hombre elevándose completamente desnudo hacia el cielo, como arrastrado por unos rayos de luz y fuego.

Se dice que la túnica y el taparrabo que utilizaba en invierno, lo encontraron los cruzados en el santo sepulcro. Si durante una de las ceremonias El Gran Maestro escuchaba que alguien preguntaba: ¿Quién es el hombre que hace oración en el aire? Simplemente dirigía una mirada y decía: "Después de conocerme: ¡Puedes pensar y decidir!!!

Nudelot siempre será recordada como "la ciudad de los fieles desnudos"; cuando un novicio o escudero desesperaba y deseaba desertar, el Gran Maestro le preguntaba: "Si no encuentras la verdad aquí en Nudelot ¿En dónde piensas encontrarla?

No hay que buscar los pasos de los Maestros siguiendo a hombres. busca siempre lo que ellos buscaron durante sus vidas. un ratón que busca en un granero y roba, sabe más Zen que tú y muchos de nosotros; al menos el ratón sabe lo que necesita.

A los iniciados o novicios los llamaban "los pequeños saltamontes", ya que se encerraban a rebuscar o devorar conocimiento como fuera y sin darse cuenta, poco a poco se hacían cada día más sabios, Y cuando lograban un alto grado de iluminación, sin darse cuenta, volvían a ser y actuar como hombres normales.

Entonces después de esta iniciación y purificación, los hacían "Caballeros de la Orden Nudelotense" o "Sacerdotes Visionarios de Nudelot", haciendo un juramento de fidelidad a nuestros códigos de honor.

"Si se apaga nuestro Sol ¿A dónde se va la luz? Siempre sabremos de que fuente venía: la luz es la semilla. Todo escudero o Caballero de Nudelot, será un sembrador de semillas. No existen fórmulas ni caminos hechos en la vida. Se hace y se abrirá camino, pisando la maleza o abriendo trochas así sea tupida la selva o el monte. Solo se hace camino al andar". allí nació la canción o himno de los caminantes. que se ha cantado hasta nuestros días.

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Héctor Cediel Guzmán

Bogotá, D.C. Colombia

hectorcediel@gmail.com

 

 

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