Yatan Rumi Se Renueva y Agiganta
Como ya hemos anticipado, a partir del mes de diciembre de 2025 YATAN
RUMI reanudará sus actividades en la Reserva Valle de Los Lisos, que ocupa
4300 ha. al pie del Macizo los Gigantes, Provincia de Córdoba, Argentina, a
unos 32 km. de Tanti en el valle de Punilla y que incluye valles, cascadas,
vertientes, ríos subterráneos, grutas, cavernas, quebradas, arroyos,
lagunas, un centenar de senderos y una rica fauna y flora.
https://www.valledeloslisos.com/

Reproducimos a continuación un trabajo de Richard Jardin, que entrevistó a
Miguel Suarez, el fundador de este espacio Naturista:
Yatan Rumi: La piedra desnuda- El sueño de una tierra sin ropas
Miguel Suárez, el fundador de Yatan Rumi, conoció el naturismo en un viaje a
Brasil y, a su vuelta, la idea fue tomando forma. Al principio, junto a un
grupo de amigos que compartían su inquietud, comenzaron a reunirse en casas
para hablar de naturismo, de la necesidad de un espacio propio, un refugio
donde la piel no fuera motivo de censura. Se aventuraban en arroyos ocultos
de la sierra, siempre con el temor de ser sorprendidos. Sabían que
necesitaban algo más, algo definitivo.
Un día, hojeando el diario La Voz del Interior, Miguel encontró un anuncio
donde ofrecían en alquiler una casa de campo de 1200 ha. Fueron a conocerlo.
El camino de ripio parecía no terminar nunca y, al llegar, la postal fue
imponente: sierras indomables, arroyos cristalinos, vertientes escondidas,
pinares que susurraban con el viento. Una paz profunda, apenas interrumpida
por el canto de un zorzal o el aleteo fugaz de un halcón.
Pero había un problema: el alquiler era demasiado alto. Miguel, sin
rendirse, le contó al dueño la idea que llevaba en el corazón: un espacio
naturista, abierto a quienes quisieran vivir la libertad sin ropas, cuidando
el entorno como un santuario. El hombre lo escuchó en silencio y luego
sonrió: —Yo también soy naturista. Hago nudismo desde hace años. La frase
cayó como una llave que abre una puerta. Entre risas y miradas cómplices,
sellaron un acuerdo: mientras el lugar estuviera en pie y bien cuidado,
podrían alquilarlo hasta que llegara el día de su venta.
Así nació Yatan Rumi, un nombre que en quechua significa piedra desnuda,
reflejando el espíritu de un lugar donde la naturaleza y el ser humano
podían encontrarse sin máscaras.
En Yatan Rumi, cada rincón tenía un alma propia: El Tobogán Vertiginoso,
donde el agua se deslizaba con fuerza sobre las rocas pulidas; la Cascada de
la Luna, que brillaba plateada en las noches claras; la Hoyita de Agustina y
el Hoyo de Pedro, pequeños espejos de agua donde las risas se mezclaban con
el eco de las sierras; la Cascadita Escondida, que premiaba a quien se
animaba a seguir un sendero estrecho entre sauces.
Los visitantes aprendieron a reconocer cada piedra, a distinguir el perfume
de los cuarezmillos en flor, a buscar cuarzos entre el canto rodado. Los
eucaliptos ofrecían sombra generosa, y los honguitos asomaban después de la
lluvia como regalos diminutos del monte. Amaneceres que pintaban el cielo de
oro, atardeceres que cerraban el día con un suspiro, noches salpicadas de
estrellas y lunas reflejadas en el agua.
Era un lugar para caminar sin apuro, sentir el calor de las piedras bajo los
pies descalzos y dejar que el viento acariciara la piel. Allí se
compartieron comidas, charlas junto al fuego, caminatashasta perder la
noción del tiempo. Se construyeron habitaciones para quienes no acampaban,
se calentaba el agua con leña, se trabajaba en equipo para mantener vivo el
lugar.
El Cross Nudista
En los primeros años, la comunidad de Yatan Rumi tenía una edad promedio
cercana a los cincuenta. Miguel y su equipo sabían que, para mantener vivo
el espíritu del lugar, debían atraer nuevas generaciones. Así nació una idea
tan audaz como natural: unir deporte y naturismo en un mismo evento. El
nombre elegido fue Cross Nudista, una maratón con alma libre, donde la única
vestimenta sería la piel.
La intención original era correr por las calles de Tanti, pero antes había
que obtener un permiso. La autorización más importante no vino del
municipio, sino de una figura inesperada: el cura párroco del pueblo. Cuando
escuchó la propuesta, respondió con calma: —No hablaré bien ni mal de
ustedes. Ese silencio que no era aprobación, pero tampoco rechazo, bastó
para seguir adelante. Aun así, una jueza de Paz les advirtió que correr
desnudos en un espacio público podía acarrear denuncias. La solución fue
llevar la carrera a terreno seguro: la reserva privada de Yatan Rumi.
Desde entonces, la regla es clara: quien corre, lo hace completamente
desnudo. Sin excepciones. La Maratón Nudista se convirtió en un evento
único, celebrado cada diciembre entre senderos, arroyos y sierras. Aquella
primera edición reunió a 65 valientes. Con los años, la cifra creció hasta
contar con cientos de corredores y visitantes, atraídos por una noticia que
trascendió fronteras y dio la vuelta al mundo.
Correr en Yatan Rumi no es solo una prueba física: es un acto de libertad.
Cada zancada, cada respiración, cada gota de sudor lleva el peso de la ropa
que no está, y la ligereza de un espíritu que se sabe parte de la
naturaleza.
El cierre de un Ciclo
Después de 22 años, la historia cambió. El terreno fue vendido, el contrato
de alquiler llegó a su fin, y los caminos que llevaban a Yatan Rumi quedaron
en silencio. No fue fácil despedirse: las cascadas, las vertientes, los
senderos y las piedras parecían querer retener a quienes las amaban
Pero la vida, como el agua, siempre encuentra un nuevo cauce. Cerrar una
etapa no es perderla: es llevarla adentro y dejar que inspire lo que vendrá.
Porque la piedra desnuda no es solo un lugar, es una forma de ver el mundo.
Ricardo
Uruguay Naturista de Playa Chihuahua
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@modonaturista |