Colombia: Décimo Encuentro Nacional de Naturismo

Diez años de encuentros naturistas, una vida de libertad: Mi experiencia en el Resort Naturista Al Natural en Anapoima.

El sol de Anapoima nos recibió cálido, como si supiera que veníamos a celebrar no solo un encuentro, sino una historia de lucha, libertad y comunidad.

El Décimo Encuentro Nacional de Naturismo en Colombia que se celebró del 7 al 10 de agosto de 2025, fue mucho más que un evento: fue un recordatorio de lo lejos que hemos llegado y de lo unidos que estamos en este camino.

Desde el primer instante, sentí la energía de los abrazos sinceros, de las sonrisas que no necesitan máscaras y de los cuerpos que se muestran con naturalidad, sin juicio ni prejuicio. Allí entendí que cada piel, cada cicatriz y cada gesto forman parte de un mosaico humano que se celebra en la diversidad.

Marisol y Rubén, nuestros anfitriones, nos brindaron un ambiente lleno de experiencias inolvidables. En el primer día, visitamos una finca donde nos aplicamos barros medicinales y con nuestros cuerpos cubiertos de barro, emprendimos una caminata ecológica hasta llegar a una cima con una vista maravillosa, donde inmortalizamos el momento con una foto grupal. Después, disfrutamos de un jacuzzi de aguas medicinales y compartimos la experiencia sagrada de un temazcal, que nos unió aún más con los compañeros con los que compartimos esta experiencia naturista.

El segundo día estuvo lleno de alegría gracias a la presencia de animadores profesionales que nos hicieron reír, bailar, cantar y jugar. La noche se iluminó con fotografías de larga exposición junto a la piscina, un círculo de fuego en el que danzamos con libertad, y un inolvidable karaoke naturista que nos dejó el corazón lleno de alegría y con deseos de repetirlo.

En el tercer día, la diversión llegó al agua con juegos en la piscina y nuevamente con la energía de los animadores. Más tarde, vivimos un momento mágico con el bodypainting fluorescente, donde casi todos los asistentes fuimos pintados con colores que resaltaban bajo la luz, embelleciendo la gran fiesta nocturna que culminó con la presentación de una orquesta en vivo.

El cuarto día nos brindó espacios de conexión y descanso. Practicamos yoga al natural, recibimos masajes corporales y volvimos a compartir juegos en la piscina, cerrando el encuentro con una sensación de plenitud y gratitud inmensa.

Cada actividad, cada instante, fue un recordatorio de que despojarnos de la ropa no es el fin, sino el inicio de un reencuentro con nosotros mismos y con los demás. Estas experiencias nos reafirmaron que el naturismo, en su esencia, nos recuerda que somos libres, que somos iguales, y que cuidar de nuestro entorno es cuidar de nuestra propia vida.

Hubo momentos memorables: las conversaciones nocturnas bajo las estrellas, los cantos compartidos alrededor del fuego y la sensación de pertenecer a una familia más grande que trasciende las distancias, porque los asistentes venían de todas las regiones de Colombia y desde el exterior.

Diez años de encuentros son la prueba de que el naturismo en Colombia no se detiene. Este aniversario en Anapoima fue, para mí, un renacer: un compromiso renovado con la libertad, la aceptación y la paz que solo el naturismo me puede brindar.

Es la segunda vez que participo en este tipo de eventos y, sin duda, volveré a participar en el próximo. Salir de este encuentro es llevarse un pedacito de esa energía positiva a la vida diaria. Es recordar que la verdadera desnudez no está en el cuerpo, sino en el alma abierta y transparente que compartimos con quienes nos acompañaron.

 

Fuente: asistente al encuentro que pidió reserva de su nombre

 

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