NUDELOT. NUEVOS HALLAZGOS. Capítulo 15 - EL FARO DE LA LUZ
En el “faro de la luz” se convocaban a los soñadores trashumantes, para
discernir sobre como evitar que la vida se convirtiera en un infierno
por culpa del ocio.
El nudelotense aprendía a apreciar más el tiempo inconscientemente,
ya que día tras día quería o deseaba vivir con mayor intensidad, los
momentos felices; al liberarse de sus preocupaciones, se liberaba
también de esos pesadillas interminables, de esos días eternos… la
noción del tiempo se perdía, cuando los días en si perdían su razón de
ser… para el nudelotense todos los días eran uno solo… pronto se
olvidaban hasta de medir el tiempo… más importante era el tiempo sin
cuantificar, que se le dedicaba a las reflexiones…
Para todos era imprescindible el conocimiento que se adquiría en el
“Faro de la luz” de Nudelot .donde se congregaban los más curiosos
personajes.
Rastaman
intentaba hacerse el interesante con unos anteojos que me recordaba más
a la Lorenux por las calles de Roma; su aspecto famélico y hermafrodita,
le hacía ver como escondido tras un traje o interesante como un pintor
callejero o uno de esos poetas, que sobreviven lagarteando copas de vino
con una impecable dignidad, casi real.
Satirioux casi representaba la risa, la burla, la ironía; era de los
pocos privilegiados que nos hacían sentir menos insignificantes y leves
al principio o durante nuestro proceso de iniciación. “No importa que no
tengamos nada debajo de nuestras cabezas o que solo sirvamos para
responder como autómatas, a las órdenes. Todos damos pasos absurdos para
recorrer los caminos de la vida y siempre lo hacemos como imbécil es
sonriendo y alegres; curiosamente cuando un imbécil sonríe, se ve menos
imbécil. Satirioux era el prototipo de cantor, que todos llevamos en el
corazón. Era despistado e hiperactivo… pero hablaba hasta por los codos
y vivía siempre feliz… era demasiado simpático y servicial con
absolutamente todos. Vivió siempre ilusionado con un proyecto que nunca
pudo hacer realidad… pero este proyecto lo mantuvo anclado a las
ilusiones y en una permanente duermevela entre la realidad y la utopía.
Por necedad descendemos al rapel a vivenciar absurdos infiernos, sin
paracaídas ni arneses que nos libren del estrellarnos contra el piso, de
estas absurdas realidades que nos emboscan a diario; he intentado como
muchos, liberarme de las absurdas máscaras que el pudor nos impone;
disimulo honradas e integras virtudes, para evitar los azotes
enmendadores de la sociedad que me observa.
No sé si las razones por las cuales vivimos corriendo desde que
despertamos, sin detenernos a pensar siquiera por un instante, son
valederas o se justifican. Una vez más estoy aquí solo meditando como un
suspiro del olvido, en un recodo de otro absurdo abandono.
No es fácil brillar hoy en día, dentro de una sociedad que solo se
sorprende con la mediocridad, de unos falsos estereotipos; hoy en día,
hasta los fríos del alma son muy diferentes, porque los sentimientos
hacia las personas son muy disparejos o heterogéneos, porque han variado
las circunstancias y los valores de apreciación.
No creo en que la sabiduría de la naturaleza sea infalible, creo en
la química y energías que unen o separan a las personas; Todo en la vida
son “Ilusiones Lunares” decía “el enano del jardín” que más se parecía a
a esos “cabezones” que suponemos inteligentes por lo desproporcionado el
empaque de sus inteligencias; además con esa imagen de gnomo viejo y
burlón.
Continuará
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Héctor Cediel Guzmán (“Cedielus”)
Colombia
hectorcediel@gmail.com
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