246 nudistas visitan la exposición “TUNICK en el Zócalo, 2007”en el Museo Universitario Contemporáneo de Arte de la Universidad Autónoma de México,(MUCA) evento privado, convocado por Jorge Herrera el 24 de noviembre de 2007. Este  acontecimiento, sumado al anterior del mes de mayo, marcan  un antes y un después en la historia del nudismo

mexicano, como una experiencia más para grupos nudistas establecidos, siendo punto de partida para el nacimiento de comunidades formadas a partir de estas conmocionantes experiencias artísticas. Nuestro corresponsal en México estuvo presente y nos cuenta sus impresiones.

por Ulises Velázquez


“Yo quiero ser Nudista, a partir de hoy” es una frase que escuché la noche del 24 de noviembre del 2007, y la recuerdo —vívidamente— en más de una boca en aquella mañana del 6 de mayo en el zócalo.

 Gracias a la iniciativa de Jorge Herrera o Jordi , la vida de unos participantes concluyó un ciclo que para otros apenas inicia. Después de ese ensueño colectivo comenzó el caos en aquella mañana -al separar hombres de mujeres- y, a su término, dejó emociones encontradas; pero en muchos la esperanza de poder encontrarse así mismos nuevamente como un cuerpo colectivo.

El Museo Universitario Contemporáneo de Arte de la UNAM fue por una noche un espacio abierto al nudismo consciente. No hay precedentes en México de una actividad igual, sólo sucedió en otro momento en la pinacoteca Leopold de Viena, en Austria; para la exposición de "La verdad desnuda: Klimt, Schiele, Kokoschka y otros escándalos" donde se convocó a los asistentes a denudarse para hacer el recorrido y observar  la obra de grandes pintores.

Aquí la ocasión fue diferente, muchos se reencontraron en las mismas condiciones con un pasado inmediato… a través del recuerdo de una imagen fotográfica de gran formato.


En esta reunión acudieron los principales grupos nudistas que se han ido consolidando por sus diferentes actividades prácticas: Nudviril, Nudmex, PronudMexico, G-Natura y los grupos que surgieron de comunidades virtuales a partir de la experiencia del “Tunickazo”, conocidas ahora como: Las Fridas, Zócalos Desnudos, Desnudos en el Zócalo; un particular de creación colectiva: Cuerpos Desinhibidos, y también uno de activismo social ciclista: World Naked Bike Ride México.

Así pues, era difícil reconocer a cualquiera a los miembros de los grupos mencionados. Profesionistas, intelectuales, académicos, artistas, activistas o nudistas dedicados, era casi imposible diferenciarlos de entre todos. El cuerpo colectivo fue uno de nuevo.

La vuelta a la realidad y a los atavismos —por momentos— era notoria. En un grupo de cuatro personas —en amena platica— se aproximó alguien más, sólo para solicitarle a uno de los varones “oye amigo, ¿ nos prestas   a tu damita para la foto?...” la única mujer grupo, indignada y discreta por supuesto, no aceptó; al fondo se veía al único reducido grupo de mujeres que consintió posar frente al mural principal de la exhibición y —multiplicado en más de tres— el grupo de varones jugando al pequeño Tunick .

Hubiese sido enormemente interesante y grato haber visto la escena al revés: mujeres acosando varones, haciéndoles agruparse, hacerlos posar y “pidiéndoles” una foto cada momento para ser atesoradas . Pero Eunice —la Vengadora hiperquinética— en una lucha máscara contra cabellera, desenmascaró al fotógrafo anónimo; al único visitante que creyó que una máscara de luchador le proveería “algo” de impunidad anónima, pero ¡Oh sorpresa! No contaba con una mujer que representa a aquellas que no se someten, son contestatarias y sorprenden por su enorme seguridad ante un Adán cíclope.

La breve velada trascurrió tranquila sin sobre saltos, reforzando lazos fraternos e iniciando nuevos. El nudismo en México se fortifica y gana a nuevos adeptos, el arte es confrontado con su referente, se desmitifica la solemnidad de una Institución —la primera de América Latina—y al final se abren nuevas brechas a experiencias positivas.

Por mucho se le agradecerá a Graciela de la Torre, directora de este espacio: el MUCA, la oportunidad de ser parte, una vez más, de un antecedente histórico visto hacia el futuro; en el cual el cuerpo humano se ha redimido a si mismo en primera persona: individual y colectivamente; en cada uno de los que asistimos, primero bajó la luna lánguida de la madrugada del 6 de mayo y posteriormente aquella noche del 24 de noviembre subió una luna llena... promisoria.